El pasado 30 de mayo se estrenó en Netflix, Eric, una miniserie creada por Abi Morgan que rápidamente ha escalado hasta convertirse en uno de los títulos más vistos. Se ambienta en el Nueva York de los años ochenta y está protagonizada por Benedict Cumberbatch, que encarna a Vincent.
El actor le da vida a una marionetista que ha creado un programa de ‘teleñecos’ para la televisión que es uno de los shows más queridos por el público infantil. A buena parte de los ensayos se llevará a su hijo, Edgar, un niño de nueve años que ha heredado la imaginación de su padre.
Vincent no sabe controlar su ira, bebe demasiado y discute con su mujer, Cassie, Edgar, en medio de ese ambiente tóxico, se refugiará en su mundo, en sus dibujos, en su cuarto. Pero hay un elemento más que se encuentra presente desde el inicio de la serie: la inseguridad ciudadana, la violencia de la calles y las constantes desapariciones de niños.
Precisamente en el último desayuno que Edgar tenga con sus padres veremos la imagen de un joven en un cartón de leche al que se le busca desde hace meses.
Eric te dejará frío…
Y es que ese fue precisamente el germen de la serie, según ha contado su creadora: esos rostros de niños en los envases de lácteos que durante un tiempo se convirtieron en algo tan cotidiano como inquietante. Esta práctica, en realidad comenzó a extenderse a finales de los años setenta, después de que un niño, llamado Etan Patz desapareciera en la zona del SoHo en Manhattan.
Era la primera vez que cogía el autobús del colegio sin que sus padres le acompañaran, y no fue vuelto a ver con vida.
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Su caso generó un enorme impacto en la sociedad estadounidense, hasta el punto que se creó el Día Nacional de los Niños Desaparecidos, el 25 de mayo. Sería uno de los primeros niños cuya foto aparecería en los envases de leche.