Lyn May, además de ser reconocida por su talento y el performance, ha acaparado la atención por su rostro, que quedó desfigurado tras un procedimiento estético que se realizó a los 25 años.
Ahora, a sus 71 años de edad, la vedette continúa en la búsqueda de mejorar su apariencia física, por lo que probará su suerte con un cirujano en Los Ángeles.
“Me veo bien y cuando me maquillan, quedo muchísimo mejor. Me pongo a bailar y lo que veo en el espejo es cómo muevo las caderas y eso me hace sentir bien. Pero voy a ir a Los Ángeles a ver un doctor para que me arregle bien mi carita”.
Además, señaló estar dudosa respecto a ponerse busto de nuevo: “Pienso en volver a ponerme busto. Me quité las prótesis porque se tienen que cambiar cada 10 años. Ahorita tengo mi busto, que es pequeño.
No sé si lo haga porque en el escenario, como hago maromas, brinco, y puedo saltar más porque no me pesan. Me veo más natural”.
El error de la vedette
Durante una entrevista con TVNotas, Lyn May confesó lo difícil que fue para ella vivir esa experiencia:
“Tuve la desgracia no de hacerme cirugías, sino de inyectarme la cara. Llegaron unas tipas, cuando yo tenía como 25 años y me dijeron: ‘Te vamos a poner un aceite, que es colágeno, en las mejillas para que se te hagan unos pómulos bonitos’. Y me inyectaron un aceite horrible”.
Tras esto, admitió que rompió los espejos de su casa, pues le costaba mucho trabajo mirarse en uno: “Estaba muy joven. No necesitaba nada y tenía una cara preciosa.
Estas mujeres llegaron para sacarme dinero. Quería morir, tomar pastillas y envenenarme. No podía ni verme al espejo. Rompí todos los que había en casa. Estaba en pleno éxito de mi carrera, en el Teatro Blanquita bailando. Son cosas que por algo pasan en la vida”.
También reveló que el baile fue lo que la sacó adelante: “Me ayudó mucho el baile. Mi trabajo. Tuve que ir con un psicólogo mucho tiempo. Me ayudó a aceptarme, quererme y sentirme bien. Me dijo que con el tiempo iba a salir eso e iba a quedar como antes”.