Cinco militares guatemaltecos en situación de retiro fueron sentenciados a cadena perpetua por un tribunal belga por el asesinato y desaparición de tres sacerdotes belgas entre 1980 y 1982, en plena guerra interna de Guatemala, y ciudadanos del país europeo promueven su extradición a Bélgica.
“Los militares fueron condenados por una corte de Lovania a cadena perpetua y el fin último es que estas personas sean extraditadas a Bélgica para cumplir su sentencia”, explicó a EFE el belga Stephan Parmentier, profesor de la universidad católica de Lovaina durante una conferencia de prensa en la capital guatemalteca.
Parmentier dijo que, durante la visita a Guatemala, que inició el pasado 19 de septiembre junto a otros compatriotas, se reunieron con el presidente del país, Bernardo Arévalo de León, quien les indicó que “comparte el sentido de justicia de la misión” belga, y que es el Organismo Judicial el responsable de hacerse cargo del proceso contra los militares.
El 14 de diciembre de 2023, un tribunal penal de la ciudad de Lovaina encontró culpables al general y exjefe del Estado Mayor del Ejército Benedicto Lucas García, el exministro de la defensa Ángel Cabrera, el exministro de Gobernación Donaldo Ruiz, al exjefe de inteligencia Manuel Callejas y al exjefe policial Pedro García Arredondo del asesinato y otros crímenes cometidos contra cuatro sacerdotes de la Congregación del Inmaculado Corazón de María.
La Justicia de Bélgica no ha solicitado formalmente la extradición de los militares retirados guatemaltecos, tres de los cuales están en prisión en Guatemala por condenas de hasta 80 años por crímenes durante la guerra interna mientras que los otros dos están prófugos desde hace décadas.
Crímenes contra misioneros
De acuerdo con testimonios, el sacerdote Walter Woordeckers fue asesinado por las fuerzas armadas el 12 de mayo de 1980 frente a la parroquia del poblado de Santa Lucía Cotzumalguapa, en el departamento (provincia) de Escuintla al sur de Guatemala, según un comunicado de la organización civil Guatebelga.
Además, el religioso Ward Capiu fue asesinado el 22 de octubre de 1981 en el poblado indígena de San Lucas Sacatepéquez, donde se desempeñaba como misionero, y Serge Berte fue desaparecido en enero de 1982 en una avenida principal de la Ciudad de Guatemala y no aparece hasta la fecha, de acuerdo con la misma fuente.
Otro sacerdote belga, Paul Schildermans, fue detenido arbitrariamente el 4 de enero de 1982, fue torturado en una cárcel clandestina y liberado dos días después.
El director de Guatebelga, Raplh Allert, detalló que si no es posible extraditar a los militares condenados en Bélgica, buscarán en el derecho internacional opciones para que la condena sea aplicada en Guatemala.
Allert calificó de “histórica” la condena en Bélgica porque “es la primera condena contra altos funcionarios de un país extranjero bajo la ley de estructuras criminales”.
La misión belga en Guatemala fue completada por Carlos Colson, sobrino del padre Walter Woordeckers asesinado en mayo de 1980.
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Diario Militar
Entre 1970 y 1990 operaron en Guatemala estructuras paramilitares manejadas por el Estado bajo secreto, que se encargaban de manejar redes de espionaje y coordinar secuestros, torturas y asesinatos de personas que supuestamente pertenecían a la insurgencia, de acuerdo con el informe ‘Guatemala: Nunca Más del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica’.
En 1999, Estados Unidos reveló un documento denominado ‘Diario Militar’, el cual contenía registro de las ejecuciones extrajudiciales cometidas entre 1983 y 1985 en Guatemala.
Los crímenes contra los misioneros belgas sucedieron durante el conflicto armado interno (1960-1996) el cuál dejó más de 200.000 muertos y desaparecidos, de acuerdo con registros oficiales.
* Con información de la agencia de noticias EFE.