Como para de los estrenos más esperado de octubre llega la película “Woman of the Hour”, protagonizada y dirigida por Anna Kendrick y está basada en hechos reales.
La cinta se estrenará en Netflix el 18 de octubre y desde ya se ha convertido en tendencia por la escalofriante historia detrás del protagonista.
En la década de 1970, Rodney Alcala se paseaba por las calles de Los Ángeles y otras ciudades de EEUU, aparentando ser un hombre encantador, carismático y con un futuro prometedor.
Nadie creería que detrás de su sonrisa se ocultaba uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia del país norteamericano.
Durante más de una década, este “fotógrafo de moda” violó y asesinó a decenas de mujeres, dejando un rastro de cuerpos destrozados y una ola de terror que persigue a las autoridades hasta el día de hoy.
Él usaba su cámara como herramienta para atraer a sus víctimas. Se presentaba como un fotógrafo profesional que buscaba jóvenes aspirantes a modelos para enriquecer su portafolio.
Con esta excusa, las convencía de acompañarlo a lugares remotos, donde las sometía a brutales torturas. Las estrangulaba hasta que perdían el conocimiento, luego las violaba y, cuando despertaban, el ciclo de tortura comenzaba nuevamente.
Al final, las asesinaba, acomodaba sus cuerpos en posiciones explícitas y fotografiaba los cadáveres.
La historia de Netflix
Lo más perturbador de su historia no es solo la brutalidad de sus crímenes, sino el hecho de que, en el pico de su ola de asesinatos, Alcala participó como concursante en un programa de citas televisivo.
Su aparición en The Dating Game en 1978, mientras seguía activo como asesino, es el tema central de la cinta, Woman of the Hour.
Este perturbador cruce entre el entretenimiento y la tragedia se ha convertido en uno de los puntos más intrigantes y horribles de su historia.
¿Cómo pudo un asesino en serie eludir a las autoridades durante tanto tiempo y aparecer en un programa de televisión nacional?
La película de Kendrick busca explorar no solo los horrendos crímenes de Alcala, sino también la forma en que las dinámicas de género de la época le permitieron pasar desapercibido, incluso cuando las señales de advertencia eran evidentes.