Novak Djokovic lo ha vuelto a hacer. En un duelo vibrante de cuartos de final en el Australian Open, el serbio derrotó al joven español Carlos Alcaraz en cuatro sets, con parciales de 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4. Este triunfo le permitió alcanzar su duodécima semifinal en Melbourne, un logro que consolida aún más su legado en el torneo donde ya suma 98 victorias. A pesar de que Djokovic llega a esta edición del torneo en un momento de su carrera que algunos consideran crepuscular, sus actuaciones siguen siendo prueba de que su dominio está lejos de acabarse.
Carlos Alcaraz, de 21 años, buscaba inscribir su nombre en la historia al convertirse en el tenista más joven en ganar los cuatro Grand Slam. Sin embargo, Djokovic, que ahora lidera el cara a cara entre ambos por 5-3, demostró que la experiencia y el temple en los momentos cruciales siguen siendo factores decisivos. Este enfrentamiento no solo fue un choque generacional, sino también un recordatorio de que Nole aún no está listo para ceder su trono.
Djokovic sigue dominando
El duelo comenzó con un primer set en el que Alcaraz supo aprovechar su agresividad y la precisión de sus tiros. Tras un inicio dubitativo, donde cometió cuatro errores no forzados en su primer turno al saque, el español logró revertir la situación y se llevó la manga inicial por 6-4. Sin embargo, el partido no tardaría en tornarse en una batalla física y mental.
Un momento clave en el partido fue el tiempo médico que pidió Djokovic cuando estaba 5-4 abajo en el primer set. El serbio abandonó la pista y regresó con el muslo izquierdo vendado, algo que generó dudas sobre la legitimidad de su condición física. John McEnroe, legendario extenista, puso en entredicho la lesión durante la transmisión del encuentro, insinuando que podría haber sido una estrategia para desestabilizar a su joven rival.
Sea como fuere, Djokovic regresó a la pista con renovada energía y llevó el partido a su terreno. Elevó la potencia de sus golpes y buscó puntos rápidos para reducir la carga física, mientras que Alcaraz intentaba prolongar los intercambios y mover al serbio de lado a lado. Este juego de estrategias culminó con un empate tras el segundo set, que Djokovic ganó por 6-4.
El tercer set marcó un punto de inflexión. Djokovic, conocido por su capacidad para gestionar los momentos decisivos, desquició a Alcaraz con una mezcla de trucos tácticos y provocaciones. El murciano, acostumbrado a mostrar una actitud combativa en la pista, comenzó a mostrar signos de frustración. En un gesto poco habitual, Djokovic celebró un punto llevándose la mano a la oreja, imitando al español y dejando claro que también juega con la mente de sus rivales.
A pesar de los esfuerzos de Alcaraz, quien luchó con valentía hasta el último punto, el serbio cerró el cuarto set por 6-4, asegurando su lugar en las semifinales. La experiencia y el temple de Djokovic prevalecieron sobre la juventud y el talento del español, en un partido que quedará grabado como uno de los grandes capítulos de esta rivalidad.
Ahora, Djokovic se enfrentará en semifinales al alemán Alexander Zverev, quien previamente derrotó a Tommy Paul en otro intenso duelo de cuartos de final. El serbio buscará alcanzar una nueva final en Melbourne, con el objetivo de extender su dominio en el torneo y aumentar su legado como uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.