El Viernes Santo más especial de la Selección de Guatemala
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El Viernes Santo más especial de la Selección de Guatemala

Era la noche del Viernes Santo de 2016, y la Selección de Guatemala escribía una de las páginas más memorables de su historia al derrotar 2-0 a la selección de Estados Unidos, dirigida por el alemán Jürgen Klinsmann.

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Carlos Ruiz, máximo goleador de la Selección de Guatemala - Emisoras Unidas
Carlos Ruiz, máximo goleador de la Selección de Guatemala / FOTO: Emisoras Unidas

En el corazón de la Semana Santa guatemalteca, cuando las calles se visten de alfombras multicolores y el incienso envuelve el aire con su mística fragancia, el Estadio Doroteo Guamuch Flores se convirtió en un templo de gloria futbolística. Era la noche del Viernes Santo de 2016, y la Selección Nacional de Guatemala escribía una de las páginas más memorables de su historia al derrotar 2-0 a la poderosa selección de Estados Unidos, dirigida por el alemán Jürgen Klinsmann, en la eliminatoria rumbo al Mundial de Rusia 2018. Bajo la dirección del técnico nacional Walter Claverí, los chapines regalaron una noche sagrada a su afición, una velada que mezcló fervor religioso con euforia deportiva.

El duelo, correspondiente al Grupo C de la eliminatoria de Concacaf, tuvo tintes épicos desde el pitazo inicial. Apenas al minuto 7, Rafael Morales abrió el marcador con un certero cabezazo tras un tiro de esquina cobrado por Jean Márquez. El estadio rugió como si fuera parte de un paso procesional que cobraba vida, elevando las plegarias futboleras al cielo. Poco después, al minuto 15, Carlos "El Pescado" Ruiz —el eterno capitán— aprovechó un despeje largo de Paulo César Motta y, con maestría de caudillo, decretó el segundo tanto de la noche. En tan solo un cuarto de hora, Guatemala había sacudido a un gigante continental, en un acto de fe y fútbol.

Una gesta que Guatemala no ha vuelto a repetir

La alineación chapina estuvo compuesta por figuras que se convirtieron en héroes nacionales: Motta, Morales, López, Hernández, Jiménez, Saravia, Márquez, Cincotta, Contreras, Tinoco y el incansable Ruiz. Con esta victoria, Guatemala alcanzaba seis puntos en la clasificación, quedando a solo uno del líder Trinidad y Tobago, mientras que Estados Unidos descendía al tercer lugar con apenas cuatro unidades. El triunfo no solo fue histórico por el marcador, sino porque significó la primera derrota de los estadounidenses ante los chapines en una eliminatoria mundialista, rompiendo una racha de 21 partidos sin perder desde 1988.

Aunque cuatro días después el sueño recibió un duro golpe con una derrota 4-0 en Columbus, Ohio, la magia del Viernes Santo ya había quedado escrita en la memoria colectiva de una nación que encontró en su selección un motivo más para creer. Aquel 25 de marzo no fue solo una fecha en el calendario litúrgico, sino una cita con la historia, una procesión futbolística que convirtió a once hombres en custodios del orgullo nacional. Porque en Guatemala, incluso en el silencio reverente del Viernes Santo, el eco de un gol puede sonar a redención.

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