El Brescia Calcio, uno de los clubes más emblemáticos del fútbol italiano, ha desaparecido tal y como lo conocíamos. Fundado en 1911 y con 114 años de historia a sus espaldas, el equipo no ha sido inscrito en la Serie C para la temporada 2025-26 debido a la negativa de su propietario, Massimo Cellino, a saldar una deuda de tres millones de euros. Esta falta de compromiso ha condenado a ‘Le Rondinelle’ a desaparecer del panorama profesional y a reiniciar desde las divisiones amateur, como en su día lo hicieron otras instituciones de renombre como Napoli, Fiorentina o Palermo.
Los problemas económicos y administrativos del club venían arrastrándose desde hace tiempo. La temporada recién terminada, el Brescia fue descendido administrativamente tras una sanción de cuatro puntos impuesta por la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), al incumplir dos pagos obligatorios. Esta penalización fue determinante para que el equipo perdiera la categoría y evitó el descenso de la Sampdoria. Lejos de buscar soluciones, Cellino optó por desentenderse del futuro del club, decisión que ha generado indignación en la ciudad lombarda.
Brescia, cuna de grandes estrellas
El capitán del equipo, Dimitri Bisoli, expresó su dolor y orgullo en redes sociales: "114 años de historia han sido pisoteados, pero Brescia no es él. El Brescia somos nosotros y nunca morirá". Su mensaje ha resonado con fuerza entre los aficionados, que ven cómo desaparece un club que ha sido hogar de leyendas del fútbol como Roberto Baggio, Pep Guardiola, Andrea Pirlo, Luca Toni y Gheorghe Hagi. El estadio Mario Rigamonti fue testigo del paso de figuras como Di Biagio, Hamsik, Balotelli y De Zerbi, entre muchos otros.
El Brescia deja atrás 23 temporadas en la Serie A, la última de ellas en la campaña 2019-20. Su mejor posición histórica fue un octavo lugar en la temporada 2000-01, bajo la dirección técnica de Carlo Mazzone y con un equipo recordado por su talento y carácter. Hoy, el fútbol italiano despide a un histórico que, aunque seguirá existiendo en la memoria de su afición, ha perdido su sitio entre los grandes del ‘calcio’. La caída del Brescia es una herida profunda para el balompié transalpino, que pierde a una de sus instituciones más queridas.



