La segunda jornada de la tercera ronda de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 tendrá como plato fuerte el enfrentamiento entre Panamá y Guatemala, programado para este lunes a las 19:30 horas en el estadio Rommel Fernández. El partido llega cargado de tensión, pues ambas selecciones necesitan sumar de manera urgente para no complicar sus aspiraciones mundialistas. Los canaleros vienen de empatar sin goles en su visita a Surinam, mientras que la selección chapina sufrió un doloroso revés en casa frente a El Salvador, que dejó preocupaciones en el entorno y en la afición guatemalteca.
Para este compromiso de gran trascendencia, la Concacaf ya ha designado al equipo arbitral que se encargará de impartir justicia en el Estadio Rommel Fernández. Todos los jueces son de nacionalidad hondureña, encabezados por el central Héctor Said Martínez Sorto, uno de los colegiados más experimentados de la región. Lo acompañarán como asistentes Walter Enrique López Ramos y Christian Jesús Ramírez Soto, mientras que Nelson Alcides Salgado Trujillo cumplirá la función de cuarto árbitro.
Guatemala obligada a ganar
La designación de un cuerpo arbitral de Honduras garantiza una dirección neutral en un choque que promete ser intenso y disputado de principio a fin. Panamá intentará aprovechar su localía para sumar de a tres y encaminarse hacia la parte alta del grupo, mientras que Guatemala afronta el reto de reponerse rápidamente de la derrota inicial. La correcta actuación de los árbitros será clave para mantener el control en un partido que, por las circunstancias, podría elevar su nivel de fricción en cada jugada.
En el caso de la Selección de Guatemala, este duelo es prácticamente una final anticipada. Una nueva derrota la dejaría al borde de la eliminación y con sus aspiraciones mundialistas seriamente comprometidas. Luis Fernando Tena y sus dirigidos deberán mostrar carácter, mejorar en la definición y corregir los errores defensivos exhibidos en su debut. El escenario es complejo, pero también representa una oportunidad dorada para dar un golpe de autoridad y mantenerse vivos en el sueño de clasificar por primera vez a una Copa del Mundo de mayores.

