La actriz y modelo Dorismar vuelve a estar en el centro de la conversación pública, esta vez no por un nuevo proyecto artístico, sino por el complejo proceso médico al que ha sido sometida tras enfrentar graves secuelas derivadas de cirugías estéticas previas.
Fue el propio cirujano plástico Froilan Paez quien dio a conocer, a través de sus redes sociales, imágenes y videos del delicado trabajo de reconstrucción nasal que realizó a la también presentadora argentina, dejando al descubierto la magnitud del daño y el reto quirúrgico que implicó su caso.
Dorismar, cuyo nombre real es Dora Noemí Kerchen, reveló semanas atrás que las intervenciones a las que se sometió con anterioridad no solo afectaron su apariencia física, sino que comprometieron seriamente su salud.
La actriz, de 50 años, aseguró que una rinoplastia previa le dejó secuelas permanentes, al grado de sentirse "desfigurada", lo que la llevó a buscar una nueva opinión médica especializada.
El encargado de tomar su caso fue el cirujano plástico Froilan Paez, experto en rinoplastia reconstructiva, quien explicó que la actriz llegó a su consulta con un historial médico complejo. Según detalló el especialista, Dorismar presentaba antecedentes de al menos cuatro cirugías nasales previas, todas ellas con complicaciones severas.
Entre los problemas detectados se encontraba necrosis de la piel del dorso nasal, provocada por el uso de inyectables, lo que derivó en cicatrices irreversibles. A esto se sumó el rechazo de una prótesis nasal que tuvo que ser retirada tras provocar una infección, así como un injerto de cartílago auricular que migró de forma errática, alterando aún más la estructura de la nariz.
Más allá del aspecto estético, el daño también tuvo consecuencias funcionales. El médico explicó que Dorismar padecía rinopatía obstructiva y rinitis costrosa, condiciones que afectaban directamente su respiración y calidad de vida, lo que volvió indispensable una intervención reconstructiva integral y no únicamente cosmética.
En la publicación compartida por el cirujano, titulada "Mi trabajo de reconstrucción en Dorismar", se muestran imágenes comparativas del antes y el después inmediato de la cirugía. En ellas se aprecia una nariz inflamada, con marcas propias del postoperatorio, pero con una estructura más definida y alineada, resultado de un procedimiento altamente especializado.
El especialista subrayó que este tipo de cirugías representan uno de los mayores desafíos dentro de la medicina estética y reconstructiva. No solo por la complejidad técnica que implica trabajar sobre tejidos previamente intervenidos y dañados, sino también por el impacto emocional que enfrentan los pacientes, quienes llegan con expectativas y temores acumulados tras experiencias negativas previas.
"Son retos complejos no solo desde el punto de vista quirúrgico, sino también humano", explicó el cirujano, quien enfatizó que los pacientes suelen requerir un ajuste realista de expectativas y, en muchos casos, más de una cirugía para lograr el mejor resultado posible.
Respecto al resultado final, Froilan Paez fue cauteloso. Aclaró que la apariencia definitiva de la nariz de Dorismar dependerá de múltiples factores, entre ellos el tipo de piel, la capacidad de cicatrización, los cuidados postoperatorios y, sobre todo, los antecedentes quirúrgicos acumulados a lo largo de los años. Por ello, el proceso aún no puede considerarse concluido.
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