El célebre Cirque du Soleil, golpeado de lleno por la pandemia de coronavirus, anunció el lunes que pidió la protección judicial contra sus acreedores para tratar de reestructurarse.
El grupo alcanzó en paralelo un acuerdo de compra por sus actuales accionistas, que son fondos de inversión estadounidenses y chinos así como la administradora de fondos de pensión Caisse de dépôt et placement de Québec, con el objetivo de ser luego rematada en subasta, indicó en un comunicado.
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Fuerte golpe
La pandemia asestó un duro golpe a la famosa troupe que conquistó el planeta con sus espectáculos poéticos y coloridos y que enorgullece a los canadienses.
De la noche a la mañana, en marzo el circo tuvo que cancelar 44 producciones en todo el mundo, desde Las Vegas hasta Tel Aviv pasando por Lyon, Moscú o Melbourne. Y envió al paro a 4.679 acróbatas y técnicos, el 95% de sus empleados.
Ante el hundimiento de los ingresos y amenazado con la quiebra, el gigante mundial del entretenimiento circense encargó a un banco canadiense a principios de mayo que evaluara sus opciones, incluida su venta.
Mientras tanto, sus accionistas aprobaron entregar un financiamiento de 50 millones de dólares para sus “necesidades de liquidez a corto plazo”.
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Primer payaso espacial
Uno de los ocho turistas espaciales que han viajado a la Estación Espacial Internacional en 2009, Laliberté cedió el control del circo por 1.000 millones de dólares en 2015.
La compañía pasó a manos del fondo privado estadounidense TPG Capital, que hoy posee el 55% del capital, mientras un 25% lo ostenta el fondo chino Fosun, propietario del Club Med y de Thomas Cook, y el 20% restante, la público-privada Caja de Seguros y Pensiones de Quebec (CDPQ, sus siglas en francés).
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La CDPQ había ya comprado en febrero, justo antes de la pandemia, el 10% del negocio que seguía en poder de Guy Laliberté.
Desde 2015, el circo se embarcó en costosas adquisiciones y renovaciones de salas de espectáculos permanentes al tiempo que, de acuerdo con los críticos de la prensa de Quebec, su característico espíritu creativo iba en declive.
Desde Las Vegas hasta Nueva York o China, las gestiones desacertadas se han ido acumulando bajo sus carpas amarillas y blancas, llevando la deuda a más de 1.000 millones de dólares estadounidenses.