Luego de 23 años consecutivos de descender del puente Las Vacas, el “Santa Claus de los Pobres” no lo hará este año derivado de la pandemia Covid-19 (nuevo) coronavirus.
El mayor Héctor Chacón Cuellar, oficial de los Bomberos Municipales, no bajará con un cable como lo ha hecho en años anteriores a un costado del puente Belice, debido a que no quisiera propiciar el contagio por coronavirus durante esta actividad que aglomera a decenas de niños y adultos.
El socorrista brindó una entrevista al periódico Publinews en donde comentó detalles de esta decisión.
Santa lleva alegría a niños de asentamientos aledaños del puente Las Vacas
Entrevista
- El Covid-19 fue la causa principal, pero ¿nos puede comentar qué pensó para llegar a la determinación de no realizar la actividad este año?
Definitivamente velar por la seguridad de estas criaturitas, no concibo que al recibir un regalo y un poco de alegría ellos pudieran contaminarse. Son cerca de 500 niños los que se reúnen y siempre están con ellos los papás, así que estaríamos hablando de unas 1 mil 500 personas. A ellos no se les puede exigir el distanciamiento social y algunos de ellos ni siquiera utilizan una mascarilla. Creo que sería un error haberlo hecho esta vez.
- ¿Cuál es su sentir al respecto de esta decisión?
Sentimientos muy encontrados porque ya contaba con esto, tenía la fecha fija y todo determinado y suspenderlo fue algo muy doloroso. He trabajado en seguridad y prevención en los últimos 25 años y no me podía permitir hacerlo cayendo en la irresponsabilidad, por eso quise evitarlo.
Pero con la confianza puesta en Dios, a pesar de que tengo 74 años, el próximo cumpliré 75; yo siempre he dicho que lo haría mientras Dios me diera licencia, pero jamás pensé que una pandemia, que es muchísimo más complicada, se iba a interponer.
- ¿Lo suspendió antes?
Comencé en la Torre del Reformador, hace 23 años y de manera consecutiva. En ningún momento se suspendió esta actividad durante este tiempo.
Lo que hice fue cambiar de puente, por decirlo de alguna manera. Estuve primero en la Torre del Reformador, después descendiendo de un helicóptero en el Parque La Democracia, pero ahí la aeronave levantaba mucho polvo y no era bueno por los niños. Luego en el puente El Incienso, pero había mucha dificultad porque prácticamente caía sobre las casas. Así que no tenía mucha opción.
El lugar donde más me agradó y finalmente donde más veces lo hice es en el puente del ferrocarril, Las Vacas. Para descender en los asentamientos que están abajo que son Jesús de la Buena Esperanza, el más grande, y los aledaños.
- Entregar un obsequio y abrazar a los niños, algo inevitable. ¿Qué sensación le produce pensar en que no lo podrá hacer este año?
El paquete de juguetes y el abrazo era muy personalizado. Según la opinión de algunos niños, les encantaba desde que estaba arriba del puente y cuando empezaba bajar eso ya era parte del regalo. Entonces, era el regalo más el espectáculo. Les gustaba cuando encendía las bengalas, rojo y verde, ya era la señal para bajar porque a veces se desesperaban.
- ¿Pensó en alguna actividad alternativa?
Busqué varias alternativas pero no encontré ninguna que redujera a cero la posibilidad de contagio. No podía hacer algo que representara riesgo.
El haberlo suspendido primordialmente fue para evitar un contagio de los niños. Tras un reconocimiento que me dieron en una actividad llamada “Dejando huella”, me ofrecieron una buena cantidad de juguetes e incluso a hacer un “Santa móvil” para que no me contagiara, pero la cosa no era solo protegerme yo. Así que descarté todas esas ideas y pues ahora solo queda compensar lo que no se pudo hacer este año en el próximo.
Llegar a esta decisión fue muy difícil, aguanté y esperé hasta el último momento. Manejé todos los criterios, pero no es solo el hecho de bajar y estar con ellos. Primero era muy prolongado, más de 3 horas de estar ahí, y lo otro era la posibilidad de poder contaminar a las personas de logística durante la colecta de los juguetes, ya que la gente no los desinfecta antes de llevarlos, son cientos de juguetes. Pensé en todos esos detalles y lo mejor era declinar por este año, esa sería la palabra menos dolorosa.
- Esperando otro panorama por el coronavirus para el próximo año, ¿piensa que se pudiera hacer?
Yo tengo siempre depositada mi confianza en Dios. Yo no he dicho más que el próximo año, pero la esperanza nos mantiene. Pero a manera de compensación también, ya que algunas personas que han colaborado conmigo me han dicho que me dan el doble de lo que me han contribuido.
- Más de dos décadas
El mayor Chacón, miembro por más de cinco décadas de los Bomberos Municipales, comenta que durante siete años consecutivos, cuando descendía de la Torre del Reformador, usaba la barba blanca de Santa Claus como máscara, con la finalidad de ocultar su identidad. “Eso me daba mucha satisfacción. Era mucho mejor para mí si no sabían quién era”, comenta.
“Pero me costaba muchísimo trabajo conseguir los juguetes, a veces me tocaba poner incluso de mi aguinaldo para comprar los juguetes”, agrega.