Rusia anunció este miércoles que tomó la ciudad portuaria de Jérson, en el sur de Ucrania, y reivindicó el asedio de varias otras localidades, en el séptimo día de la invasión a ese país. Además Rusia lanzó unidades de paracaidistas en Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, donde las fuerzas locales reportaron combates callejeros. Esta ciudad de 1.4 millones de habitantes y cercana a la frontera rusa, sufrió, además, un bombardeo que dejó al menos cuatro muertos y nueve heridos, según los servicios de socorro. Periodistas en la zona también reportaron daños provocados por bombardeos contra edificios de los servicios de seguridad y una universidad.
Después del ataque que provocó cinco muertos contra la torre de televisión de Kiev, cercana al sitio donde fueron masacradas 30 mil personas durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellos judíos, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lanzó un llamado a esa comunidad a “no permanecer en silencio”. “Tienen la orden de borrar nuestra historia, de borrar a nuestro país, de borrarnos a todos”, denunció en un video Zelenski. “El nazismo nace del silencio. Entonces salgan a gritar sobre los asesinatos de civiles. Gritad sobre los asesinatos de ucranianos”, afirmó el presidente, un excomediante de 44 años y de descendencia judía.
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Temor a un “baño de sangre”
La ofensiva de Rusia en Ucrania, con bombardeos masivos y acusaciones de “crímenes de guerra”, empieza a recordar las imágenes de otras guerras y hace temer que se desencadene la apisonadora rusa. Vuelven las imágenes de Grozny en Chechenia o de Alepo en Siria, estas dos emblemáticas ciudades aplastadas y reducidas a cenizas por los bombardeos rusos en 1999 y 2016, aunque los analistas recuerden que las situaciones y el contexto son distintos.
“Como si fuera otra vez Alepo” tuitea el especialista de Siria en el Middle East Institute, Charles Lister, ante las imágenes de Járkov bombardeada. Varios otras ciudades, como Jérson o Mariopol, en el sur, están sometidas a intensos bombardeos, y el presidente Zelenski ha denunciado, como varias ONG y dirigentes occidentales, “crímenes de guerra”. A su vez, Vladimir Putin alega que Kiev perpetúa un “genocidio” en los territorios prorrusos del este del país.
Organizaciones como Amnistía internacional y Human Rights Watch denuncian desde hace algunos días el empleo de armas como las bombas racimo (prohibidas por la convención de Oslo desde 2010) en zonas civiles, y denuncian “crímenes de guerra”, basándose en fotos y videos.
*Con información de AFP