En medio de la devastación, los equipos de rescate en Turquía y en el norte de Siria luchaban el martes contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento terremoto de magnitud 7.8 ocurrido la víspera, cuyo balance ya superó los 5 mil muertos.
En Turquía, el número de fallecidos se elevó a 3 mil 419 personas muertas, y el de heridos a y 20 mil 534, según el vicepresidente, Fuat Oktay. En Siria, al menos 1 mil 602 personas murieron y otras 3 mil 640 resultaron heridas, según balances de las autoridades de Damasco y de los equipos de rescate de las zonas rebeldes.
Adelheid Marschang, responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó que, con base en los mapas de la zona afectada, “23 millones de personas están expuestas” a las consecuencias del terremoto, “incluyendo cinco millones de personas vulnerables”.
Las malas condiciones meteorológicas en la región de Anatolia complican las labores de rescate y ensombrecen las perspectivas de los supervivientes, que se calientan en tiendas o en hogueras improvisadas.
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Casi 200 réplicas
Durante el lunes, se registraron hasta 185 réplicas, además de las dos sacudidas principales: una de magnitud 7.8 y otra de magnitud 7.5. Las réplicas continuaron durante la madrugada del martes. La más fuerte, de magnitud 5.5, ocurrió a 9 kilómetros al sureste de Gölbasi.
Las autoridades turcas habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes, pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche a la intemperie. “Todo el mundo tiene miedo”, aseguraba Mustafa Koyuncu, un hombre de 55 años que pasó la noche con su mujer y sus cinco niños en el automóvil familiar en Sanliurfa (sureste de Turquía).
Se trata del terremoto más importante en Turquía desde el ocurrido el 17 de agosto de 1999, que dejó 17 mil muertos, un millar de ellos en Estambul.
*Con información de AFP