El Real Valladolid ha consumado un nuevo descenso a la Segunda División, el tercero en apenas cinco temporadas. Desde que Ronaldo Nazário asumió la presidencia del club en 2018, con la promesa de llevar al equipo a lo más alto del fútbol europeo, el trayecto ha sido todo lo contrario: una sucesión de frustraciones, con caídas en la 2020/21, la 2022/23 y ahora en esta campaña 2024/25, aún sin concluir. El golpe más reciente, una dolorosa derrota por 5-1 frente al Real Betis, confirmó un destino que parecía inevitable desde los primeros compases de la temporada.
Bajo la gestión del astro brasileño, el Valladolid ha sido una montaña rusa: descenso, ascenso inmediato, nuevo descenso... y así hasta sumar tres caídas. Pese a inversiones importantes en infraestructuras y una intención declarada de profesionalizar el club, la toma de decisiones deportivas ha dejado mucho que desear. La permanencia de Paulo Pezzolano tras el descenso anterior, sumada a la polémica salida del director deportivo Fran Sánchez y los errores de su sucesor, Domingo Catoira, marcaron un camino lleno de desaciertos en el mercado de fichajes. Se dejaron marchar jugadores clave como Boyomo y llegaron refuerzos que nunca dieron la talla.
Valladolid, un sube y baja en España
El desorden ha sido tal que ni los técnicos han podido enderezar el rumbo. Pezzolano, Diego Cocca y Álvaro Rubio han fracasado en el intento de rescatar a un equipo carente de actitud y de fútbol. La plantilla ha mostrado una preocupante falta de competitividad, como lo demuestran los apenas 16 puntos obtenidos en 33 jornadas. Episodios lamentables, como la pelea entre Luis Pérez y Latasa transmitida en directo por televisión, han sido reflejo de un vestuario roto y sin respuestas ante la adversidad. La imagen del equipo ha quedado seriamente deteriorada, y la afición ha perdido la paciencia.
El futuro del club ahora está en entredicho. La venta de la entidad por parte de Ronaldo parece inminente, y muchos esperan que llegue a manos de inversores locales que entiendan mejor la identidad del Valladolid. Pese a que el brasileño saldó deudas y amplió capital, su figura se ha desgastado hasta convertirse en el blanco de críticas constantes. El reto será reconstruir un proyecto sólido, con una dirección deportiva competente y una plantilla comprometida con la camiseta. El Zorrilla necesita recuperar la ilusión, y para ello será imprescindible volver a las bases, con humildad, trabajo y sentido común.



