Varios clubes de la Premier League han manifestado su intención de llevar a los tribunales a la propia liga inglesa si esta decide imponer de forma unilateral un límite salarial. La propuesta, impulsada por algunos sectores de la organización, busca restringir el gasto de los clubes en salarios, amortización de fichajes y comisiones a agentes a un máximo de cinco veces lo que ingrese el equipo que menos factura en la competencia. Esto equivaldría aproximadamente a 550 millones de libras (620 millones de euros), una cifra que ha generado un fuerte debate dentro del fútbol británico.
Maheta Molango, presidente del sindicato de futbolistas (PFA), expresó su firme oposición a la medida, asegurando que no puede implementarse sin un consenso entre las partes involucradas. "No se puede limitar la capacidad de los jugadores para ganarse la vida. La liga sabe que habrá clubes que recurrirán a la justicia, y en esa situación, los únicos que ganan son los abogados", declaró Molango a la BBC. Según el dirigente, cualquier cambio en las normas financieras debe ser fruto de una negociación y no de una imposición unilateral, pues el fútbol, aunque poderoso, no está por encima de la ley.
¿Cuál es el plan de la Premier League?
El plan para establecer el nuevo sistema de control financiero será sometido a votación el próximo 21 de noviembre. La idea es reemplazar las actuales reglas del "fair play" financiero, vigentes desde 2013, que permiten pérdidas de hasta 105 millones de libras en un periodo de tres años. Sin embargo, muchos consideran que estas normas se han quedado obsoletas y no reflejan la realidad económica actual, marcada por la inflación y el crecimiento desigual de los ingresos entre los clubes.
Otro punto de conflicto radica en la doble regulación que enfrentan los equipos ingleses que compiten en torneos europeos. Mientras la Premier permite gastar hasta el 85 % de los ingresos en la plantilla, la UEFA solo admite un 70 %. Esto ha complicado la planificación de clubes como el Aston Villa, que, pese a su clasificación constante a competiciones continentales, se ha visto obligado a vender a jugadores importantes para cumplir con los límites financieros. La tensión entre la búsqueda de sostenibilidad y la libertad económica amenaza con abrir una nueva batalla legal que podría redefinir el futuro financiero del fútbol inglés.



