La final de la Copa Centroamericana ya se vive en las calles. Desde horas antes del duelo entre Xelajú MC y Alajuelense, los alrededores del Estadio Cementos Progreso se transformaron en un mar de camisetas rojas, bombos, banderas y caravanas que avanzaron desde diferentes puntos del país para respaldar al equipo quetzalteco en una noche que promete ser histórica.
Miles de aficionados comenzaron a reunirse en la zona 6 de la Ciudad de Guatemala desde el mediodía, generando un inusual movimiento de vehículos y peatones en las avenidas que conectan el bulevar entre las colonias Melgar Díaz y San Ángel. El tránsito pesado se volvió constante a medida que grupos organizados, familias completas y buses provenientes de Quetzaltenango llegaron a las inmediaciones del estadio.
Caravana superchiva
La porra altense, acompañada de una extensa caravana de transporte colectivo, ingresó a la capital pasadas las primeras horas de la tarde, encendiendo el ambiente con tambores, cánticos y el tradicional grito de guerra que identifica a la hinchada lanuda. El colorido y la intensidad superchiva marcaron la previa incluso antes de que el recinto abriera sus puertas a las 16:00 horas.
A las afueras del Cementos Progreso, largas filas comenzaron a formarse apenas se habilitó el ingreso. Muchos seguidores esperaron bajo el sol, otros improvisaron puestos con comida y banderas, y algunos se acomodaron sobre la banqueta con el objetivo de asegurar un buen lugar para presenciar la final. La expectativa es total: los 13,000 boletos disponibles se agotaron en tiempo récord.
Entre el ruido de las vuvuzelas y el humo de las bengalas que ya empezaron a aparecer en los accesos, el clima previo refleja un sentimiento compartido: la esperanza de ver a Xelajú levantar su primer título internacional. A las 20:00 horas, cuando el balón comience a rodar, todo ese fervor se trasladará a las gradas en una de las noches más esperadas por la afición quetzalteca.



