De la vida de Ramón Valdés, conocido como Don Ramón de El Chavo del 8, se rescatan historias que enaltecen su legado en la televisión y la comedia mexicana. Sin embargo, una muy particular referente a su envidiable amistad con El Tigre Azcárraga sigue generando ruido entre aquellos que fueron testigo de un privilegio exclusivo.
Miembro de la icónica familia Valdés, junto a figuras como Germán Valdés "Tin Tan", Ramón dejó una huella imborrable en el entretenimiento. Su primera participación relevante en el cine fue en "Calabacitas Tiernas" (1949), donde, pese a su pequeño papel, su encanto natural lo llevó a nuevas oportunidades.
Su trayectoria alcanzó un hito en 1968 al conocerse con Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Fue entonces cuando inició su vínculo con Televisa, participando en producciones como El Chapulín Colorado y Chespirito.
Sin embargo, consolidó su fama internacional con El Chavo del 8, donde interpretó al emblemático Don Ramón. Carismático, humilde y querido por su entorno, el actor ganó no solo a la audiencia, sino también al dueño de la televisora de San Ángel, Emilio "El Tigre" Azcárraga, con quien formó una entrañable amistad.
Don Ramón y su privilegio
La relación entre Azcárraga y Valdés trascendió lo laboral; el empresario buscó siempre mostrar su aprecio por el actor. Un gesto que marcó su convivencia fue el privilegio exclusivo que otorgó a Ramón: la posibilidad de fumar dentro de las instalaciones de Televisa, incluso cuando en los años 80 se instituyó una estricta prohibición para todos los empleados.
Este beneficio reflejaba la estima que el entonces dueño tenía hacia el querido actor, quien, a diferencia de otros, disfrutaba de libertades singulares. Sin embargo, este hábito del actor tuvo consecuencias para su salud. Según su nieto, Miguel Valdés, Ramón no buscaba fama ni fortuna; su personalidad humilde y auténtica lo enfocaba únicamente en aquello que lo apasionaba