Detrás del carismático y gruñón personaje de la película El Grinch existe una historia poco conocida. La historia revela hasta dónde tuvo que llegar Jim Carrey para completar el rodaje de una de las películas navideñas más recordadas del cine.
Su transformación no solo implicó talento actoral, sino también una resistencia física y mental digna de un entrenamiento extremo. Para interpretar al icónico personaje en la cinta dirigida por Ron Howard, el actor debía someterse diariamente a un proceso de maquillaje que podía extenderse hasta ocho horas.
El traje, cubierto con pelo artificial, prótesis faciales, lentes de contacto y dientes postizos, reducía su movilidad, dificultaba la respiración y provocaba un constante malestar físico. La situación se volvió tan insostenible que, tras el primer día de filmación, Carrey estuvo a punto de abandonar el proyecto.
Incluso llegó a ofrecer la devolución completa de su salario con tal de dejar la película, una decisión que alarmó a la producción encabezada por Brian Grazer. Ante la posibilidad de perder a su protagonista, el equipo tomó una medida inesperada: recurrir a un exespecialista en técnicas de resistencia utilizadas por la CIA.
Más del entrenamiento de Jim Carrey
El objetivo era ayudar al actor a soportar el dolor, el encierro y la ansiedad generados por el traje del Grinch durante las largas jornadas de rodaje. El entrenamiento incluyó métodos poco convencionales para controlar el estrés, como modificar rutinas en espacios cerrados, realizar acciones físicas intensas para desviar la mente del dolor y aplicar estrategias psicológicas para evitar ataques de pánico.
Estas técnicas fueron clave para que el famoso actor Carrey lograra continuar con la filmación. Además, el actor recurrió a recursos personales para mantener la calma, como escuchar música de los Bee Gees durante el maquillaje, una rutina que le permitía relajarse antes de salir al set.
La caracterización estuvo a cargo del legendario maquillador Rick Baker, cuyo trabajo fue fundamental para dar vida al personaje, aunque representó uno de los procesos más exigentes en la carrera de Carrey.



