Antojos nocturnos: ¿Dulce o salado? Razones detrás
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¿Dulce o salado?: por qué aparecen los antojos nocturnos

El impulso de comer antes de dormir suele estar relacionado con hábitos alimenticios, pero ¿cómo reducirlos?

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Antojo / FOTO: Instagram

El deseo o antojo de comer algo dulce o salado antes de dormir es una experiencia común, aunque este hábito suele provocar molestias como reflujo ácido o malestar estomacal.

Según expertos consultados por especialistas de Harvard Health, estos antojos nocturnos suelen estar relacionados con ciertos hábitos alimenticios cotidianos.

Identificar y modificar estos comportamientos puede ayudar a reducir la necesidad de picar antes de acostarse. Nutricionistas explican cuáles son estos factores y presentan recomendaciones prácticas para manejarlos.

La distinción entre hambre y antojo resulta esencial para comprender el origen de estos impulsos nocturnos. Alex Caspero, nutricionista y fundadora de Delish Knowledge, explicó: "Puedes sentirte satisfecho y aun así tener antojo de algo".

Mientras el hambre se mitiga con cualquier alimento, el antojo suele dirigirse a un producto específico, como una hamburguesa o un postre. Caspero advirtió que restringir alimentos que se desean, como pasteles o dulces, aumenta la frecuencia de los antojos.

Kaytee Hadley, dietista especializada en medicina funcional, destacó la necesidad de permitir pequeñas porciones de los alimentos preferidos durante el día para evitar el ciclo de restricción y sobrealimentación.

Hadley precisó que disfrutar de estos alimentos de manera consciente permite mantener una relación saludable con la comida y evita el patrón de "todo o nada".

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Claves nutricionales y emocionales

Samantha Peterson, fundadora de Simply Wellness, advirtió que evitar comidas puede reducir los niveles de azúcar en sangre, aumentar las hormonas del estrés y debilitar la fuerza de voluntad, impulsando la búsqueda de alimentos ricos en carbohidratos.  

Para estabilizar el hambre y limitar los antojos nocturnos, Peterson aconseja incluir proteínas, fibra y grasas saludables en cada comida, como recomienda la Escuela de Salud Pública de Harvard.

El equilibrio ideal consiste en una porción de proteína del tamaño de la palma de la mano, una de carbohidratos del tamaño de un puño, verduras o frutas para aportar fibra, y una o dos porciones de grasas saludables del tamaño de un pulgar.

Las emociones también influyen en los antojos nocturnos. El sueño insuficiente también incrementa el apetito nocturno. 

Peterson detalló que la falta de descanso altera las hormonas del hambre, y desde Harvard advierten que dormir poco favorece el consumo de alimentos más calóricos y azucarados por la noche. Por ello, se recomienda asegurar entre siete y nueve horas de sueño reparador para tomar decisiones alimenticias acordes con las necesidades reales del cuerpo.

Con información de Infobae

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