Nueva Zelanda es uno de los países que le está ganando la batalla al coronavirus. Cambiando el enfoque de contención a uno de eliminación, sus medidas logran resultados excepcionales.
Hace 2 semanas el gobierno de este país impuso restricciones rigurosas a sus ciudadanos ante el brote de COVID-19.
El gobierno prohibió ir a nadar a la playa o salir a cazar al bosque y todas aquellas actividades consideradas no esenciales.
#EUCoronavirus Embajada de Guatemala en Francia (@FranciaenGuate) informa que partir del 8 de abril al medio día todos los viajeros deben contar con un certificado internacional.
Vía @HMontenegro_EU https://t.co/fMyXDsWnFS— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) April 8, 2020
Disciplina
La gente puede andar en bicicleta, caminar o hacer ejercicio solo por su barrio; los ciudadanos conservan rigurosamente una distancia de 2 metros en filas de las tiendas de insumos y esperan para entrar de uno en uno.
Su enfoque no es el mismo que impusieron en México, Estados Unidos y otras naciones occidentales. En vez de la contención optaron por la eliminación y bastaron 10 días para tener señales positivas, de acuerdo con un reportaje del Washington Post.
Durante dos días consecutivos el número de personas infectadas disminuyó, pese a que las pruebas crecieron detectando 54 nuevos casos confirmados el martes.
La estadística expone que la cantidad de pacientes recuperados excede la cantidad de contagios diarios.
Cierre de fronteras
Jacinda Ardern, primera ministra del país, decretó un mes de encierro equivalente a dos ciclos de 14 días de incubación de coronavirus.
El 19 de marzo el gobierno neozelandés cerró sus fronteras a los extranjeros.
El momento de inflexión llegó la noche del 23 de marzo, cuando el coronavirus flagelaba a Italia y en Estados Unidos los contagios se salían de control.
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Ardern anunció un bloqueo nivel 4. Con 102 casos aquel día, la primera ministra recordó que Italia alguna vez registró esa cifra.
Los neozelandeses tuvieron que permanecer en casa a partir de ese anuncio durante 4 semanas a menos de que tuvieran un trabajo esencial como servicios médicos, fueran al supermercado o hicieran ejercicio cerca de su casa.
All across New Zealand, cell phones just lit up with this message: pic.twitter.com/5ZOi1Prrww
— Anna Fifield (@annafifield) March 25, 2020
El mensaje del gobierno fue claro: quédese en casa, evite el contacto fuera de la seguridad de su hogar, sea responsable, estamos unidos en esto.
Afortunadamente la sociedad neozelandesa tuvo una recepción positiva del mensaje.
Éxito del enfoque de eliminación del coronavirus
Hasta el 2 de abril, Nueva Zelanda alcanzó un máximo de 89 casos nuevos, el cual se redujo en los días posteriores a 67 el lunes y 54 el martes.
De acuerdo con el Washington Post, la gran mayoría de contagios puede deberse a viajes internacionales, lo cual hace que el seguimiento de contactos no sea tan complicado.
Actualmente la transmisión comunitaria es baja y el sistema de salud no ha sido rebasado. Solo una persona ha perdido la vida, una mujer de edad avanzada con enfermedades preexistentes.
De acuerdo con el diario británico The Guardian, 13 personas habían sido internadas en hospitales y oólo 3 se encontraban en cuidados intensivos.
“Otros países han tenido una aceleración gradual, pero nuestro enfoque es exactamente lo contrario”, dijo Michael Baker, uno de los mejores epidemiólogos de Nueva Zelanda.
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Mientras que otras naciones occidentales tratan frenar la enfermedad y “aplanar la curva”, Nueva Zelanda se propuso acabar con ella por completo.
Es importante observar que Nueva Zelanda es un país pequeño, lo cual facilita en cierta medida el cierre de fronteras y por su baja población los mensajes pueden viajar con más velocidad.
El próximo reto es cómo mantener a raya los contagios de coronavirus y posteriormente retomar la normalidad de la vida.
Nueva Zelanda actualmente reporta poco más de mil personas con coronavirus y confirmó su primer caso el 28 de febrero.