Casa por casa, un grupo de trabajadores reparte mascarillas y sanitizadores en la ciudad estadounidense de Miami, intentando convencer a los vecinos de que los usen, en un esfuerzo para combatir el avance del coronavirus (COVID-19) en Florida.
“Ā”Buenas!“, gritan a los vecinos que se asoman a las puertas de sus casas. “Ā”Tenemos mascarillas!“.
Rafael Asencio, un dominicano de 71 aƱos, se asoma y avanza hacia la calle. La suya es una casa sencilla en Allapatah, un vecindario de bajos recursos a medio camino entre la acaudalada bahĆa y el aeropuerto de Miami.
“ĀæSe estĆ” cuidando? ĀæDónde estĆ” su mascarilla?“, le pregunta Cathy Burgos, lĆder del equipo de extensión comunitaria que recorre el vecindario.
Los trabajadores reparten bolsas azules con mascarillas, sanitizadores, guantes y un folleto informativo.
AFP
Ese, cuyos residentes de clase trabajadora difĆcilmente pueden trabajar en lĆnea, es uno de los “puntos calientes” de la epidemia en Miami.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha rechazado emitir esta medida impopular entre sus votantes, argumentando que es muy difĆcil de hacer cumplir.
Sin embargo, las crĆticas siguen aumentando.
El alcalde de Jacksonville, en el noreste, ordenó el lunes el uso obligatorio de mascarillas. Otras ciudades y condados han tomado medidas similares, algunas con multas.