La marchista guatemalteca, Mayra Herrera, vivirá la emoción de competir en los que serán sus terceros Juegos Olímpicos, cuando el 6 de agosto salte al asfalto de Tokio en busca de realizar su sueño de ganar una medalla.
Ella es un ejemplo de superación y de valentía. Se inició en el deporte desde niña, pero después de que su mamá partió a los Estados Unidos para darles una mejor calidad de vida, tuvo que alejarse del deporte pues tenía nueva responsabilidades, siendo muy joven debía estudiar y cuidar a sus hermanos. Sin embargo, el destino la puso de nuevo en el camino de la marcha y ahora sueña con subir al podio.
Mayra creció en la zona 18 y a sus 34 años, 12 de ellos de lleno en la marcha, será una de las dos mujeres que representará a nuestro país en esta disciplina deportiva en Tokio, la otra es Mirna Ortiz.
¿Cómo te sientes cuando se acerca la competencia?
Feliz y agradecida con Dios por el privilegio de competir en los Juegos Olímpicos. Este es un camino muy difícil que pocos atletas conocen. No se trata del trabajo de una semana, un mes o un año, son años de esfuerzo y dedicación.
¿Te sientes preparada para la prueba?
Sigo en constante preparación para llegar al cien por ciento a la competencia, estamos en el camino, falta poco.
¿Cómo ver a las demás competidoras?
Todos los atletas que llegan a Juegos Olímpicos son fuertes, son los mejores. El nivel competitivo es muy alto. Solo puedo decir que respeto a todas las rivales, espero vencerme a mí misma y representar dignamente a Guatemala.
¿Por qué elegiste la marcha?
La vida me llevó al camino de la marcha desde muy pequeña, el deporte para mí es un estilo de vida, una forma de salir adelante y de vencer todos los aspectos negativos. También me ha ayudado a superar momentos tristes.
¿Y antes a qué te dedicabas?
Desde niña hice deporte, pero cuando mi mamá se fue a los Estados Unidos, por darnos una vida mejor, tuve que dejar el deporte y me dediqué a estudiar, trabajar y cuidar a mis hermanos. Después, por razones del destino, en el 2011, vino un entrenador a Guatemala que se me ofreció estar en el equipo que estaba consolidando y así inicie de nuevo, a los 22 años. Un año después de haber regresado me clasifiqué para los Juegos Olímpicos de Londres.
¿Cuál ha sido el sacrificio más grande que has hecho?
Dejar a mi hijo por mucho tiempo (ahora tiene 10 años), pero creo que todo sacrificio vale la pena si se hace con el corazón. Le he explicado que es mi trabajo y una manera de salir adelante.
¿Y a él le gusta la marcha?
Le gusta más el karate y los deportes de velocidad, pero si en algún momento decide seguir mis pasos, lo apoyaré.
¿Cómo combinas tu papel de madre, esposa y atleta de alto rendimiento?
Es difícil, trato de darle a mi familia tiempo de calidad y de hacer las cosas lo mejor que puedo. Es complicado y cansado, pero creo que las mujeres tenemos la capacidad de lograr cosas que a veces ni siquiera creemos que somos capaces de hacer y lo he hecho hasta el día de hoy.
¿Y cómo te sientes de representar a la mujer guatemalteca en Tokio?
Me siento orgullosa de ser una mujer que ha luchado toda su vida por salir adelante. Le digo a las mujeres de Guatemala que no importa que tengan hijos o que sean madres solteras, porque con la ayuda de Dios, mucha fe y trabajando fuerte se pueden lograr los objetivos.
¿Cuál es la satisfacción más grande que te ha dado el deporte?
Ser un ejemplo para la juventud, para las mujeres, saber que se puede salir adelante no importando de qué lugar de la sociedad provengas o en dónde hayas crecido, que puedes luchar por hacer las cosas bien y hacer de Guatemala un mejor país.
¿El deporte te dio una mejor oportunidad de vida?
Para mí el deportes es un estilo de vida. Además, me ha dado la oportunidad de salir adelante, de representar a mi país, tener un lugar en la sociedad. Definitivamente me ha ayudado a ser mejor.
Y vas a tus terceros Juegos Olímpicos…
Es un orgullo poder decir que son mis terceros Juegos, pero también es un compromiso de hacer las cosas mejor que antes. Cuando inicié en este deporte no me propuse llegar a mis terceros juegos, iba paso a paso y he logrado el objetivo una vez más.
¿Qué sientes cada vez que representas a Guatemala en otro país?
Mucho orgullo, es una forma de demostrarle al mundo que Guatemala tiene buenas personas, buenos deportistas, gente trabajadora. Significa buscar la dignidad de mi país.
¿Quién ha sido tu mayor influencia?
La primera es mi madre, me enseñó a trabajar duro por las cosas que quiero lograr en la vida. Y la otra persona es mi hermano Luis Ángel Sánchez (marchista), es un ejemplo de persistencia, es un gran atleta que ha tenido que pasar muchos obstáculos desde pequeño para demostrarle al mundo que las cosas se pueden lograr con esfuerzo.
¿Cómo ha sido el apoyo de tu entrenador Julio Urías?
En mi opinión, él es el mejor entrenador de marcha que ha tenido Guatemala. Todo lo hace a la perfección, es trabajador y ordenado, nos motiva día a día y nos ha demostrado con resultados que todo el trabajo se ha hecho bien. Significa mucho para mí.
¿Te ves en el podio de Tokio?
Creo que para Dios no hay nada imposible, como atleta olímpica y de marcha, ese es mi objetivo y puedo decir sin miedo que voy a intentarlo.
¿Qué le dices al pueblo de Guatemala?
Les agradezco el apoyo, todo el corazón que nos ponen, siempre he sentido su gran respaldo. Quiero decirles que me esforzaré para dejar a Guatemala lo mejor posible en los Juegos Olímpicos y lucharé por darles una alegría porque se lo merecen.