La Conferencia Episcopal de Guatemala se unirá al llamado del Papa Francisco para participar en la actividad con motivo de la Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
La actividad se realizará este viernes, 25 de marzo, de acuerdo con la convocatoria difundida por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
“El Celam, sensible a la necesidad de redoblar nuestra oración por la paz y la fraternidad universal, invita a las 22 conferencias episcopales del continente a unirse a este acto de consagración presidido por el Papa”, señala el aviso.
La invitación también se extiende a las organizaciones eclesiales y a los fieles de buena voluntad que deseen sumarse.
El evento tendrá lugar en la Basílica de San Pedro, a las 17:00 horas de Roma y 10:00 horas de Guatemala.
Se espera la participación de representantes de la Iglesia de México, Centroamérica, Colombia, Perú, Ecuador, República Dominicana, Cuba, Haití, entre otras naciones.
Unámonos al Papa Francisco, este viernes 25 de marzo en el Acto de Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. 10am Mexico, Centroamerica; 11am Bogota, Quito, Lima; 12pm Miami, Caracas, La Paz; 1pm Asunción, Buenos Aires, Montevideo, Santiago #Ukraine pic.twitter.com/i8E63uKfDt
— EWTN ESPAÑOL (@EWTNespanol) March 24, 2022
Oración por Ucrania
El Arzobispado de Guatemala dio a conocer que la Santa Sede publicó el texto de la oración de Consagración y encomienda de la humanidad, especialmente de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
Esto es parte de lo que el Papa Francisco pronunciará al final de la Liturgia de la Penitencia en la Basílica de San Pedro, en la fiesta de la Anunciación:
“Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz”.
“Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lesión de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales”.
“Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes”.
“Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo”.
“Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común”.