La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) emitió un informe sobre trata de personas en Guatemala, en el que se resaltan las condiciones de vida y trabajo de niñas y adolescentes en tortillerías.
Específicamente se realizó el estudio en los departamentos de El Progreso, Huehuetenango, Guatemala, Jalapa y Quetzaltenango.
Los resultados evidenciaron que el 63.5% de las niñas y mujeres entrevistadas se desplazaron de su departamento de origen hacia el departamento en el que trabajan. Y, quienes trabajan en el departamento de origen, se habían desplazado de los municipios hacia las cabeceras departamentales.
En cuanto a las edades de las niñas y adolescentes trabajadoras en tortillerías que fueron parte del estudio, la PDH señaló que se observa que el 7.3% tienen entre 10 y 13 años; el 46.9% entre los 14 y los 17 años; y el 45.8% corresponde a mujeres jóvenes entre los 18 y 20 años.
Sin embargo, los investigadores consideraron que algunas adolescentes pudieron haberse declarado mayores de edad por desconfianza o por sentirse intimidadas por la presencia de sus empleadores.
#EUNacionales Se logró el rescate de dos adolescentes y la aprehensión de dos adultos por el delito de empleo de personas menores de edad en actividades laborales lesivas a su integridad y dignidad.https://t.co/q0pUXs5IHX
— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) June 10, 2022
Bajos salarios pagados en tortillerías
El pago promedio que recibieron las niñas y adolescentes fue de Q825.00 mensuales, sin ninguna prestación laboral.
Al tomar en cuenta los ingresos percibidos se estableció que más del 98% no contó con el salario mínimo vigente en Guatemala durante 2021, que es de Q2 mil 825.10 mensuales para actividades no agrícolas3.
De quienes trabajaron con particulares, el 68.3% recibió su pago en efectivo, pero el 17.7% en esta categoría refirió que el dinero se entregó directamente a su familia, aunque ha habido casos en que las familias no reciben pago alguno, como ha detectado la delegación de PDH en Quetzaltenango.
El 22.3% de niñas y adolescentes trabajaron a cambio de alimentación, vivienda y/o estudio. De quienes trabajaron con familiares, el 50% recibió un pago en efectivo y a un 31%, su trabajo se les remuneró con comida, ropa o cubriéndoles otros gastos.
* Con información de Karla Marroquín, Emisoras Unidas 89.7