El funeral de Isabel II, celebrado este lunes en la abadía de Westminster, ha reunido a la mayoría de Jefes de Estado del mundo, dejándonos además con imágenes para la historia. Entre ellas el duelo de elegancia de Kate Middleton y Meghan Markle.
La esposa del príncipe Harry y la princesa de Gales han llegado en coches contiguos al templo. La segunda iba junto a la reina Camila y sus dos hijos mayores, George y Charlotte, quienes van a tener un papel protagonista en el funeral de su bisabuela.
Durante estos días previos, hemos visto que Kate ha realizado varios homenajes a la soberana mediante sus joyas, y el funeral no ha sido una excepción. De luto de pies a cabeza, como manda el protocolo, ella ha lucido un collar tipo chocker, con tres perlas y un gran broche de diamantes en el centro.
El coche de los duques de Sussex ha hecho una primera parada en el Westminster Hall, allí el príncipe Harry se ha bajado del coche mientras que la exactriz siguió su camino para unirse a la condesa de Wessex.
Las dos mujeres, que han sido mediáticas por sus múltiples polémicas y supuestas diferencias, deslumbraron con su belleza en un riguroso luto.
Lo que la princesa de Gales y la duquesa deben cumplir
Ahora se lleva a cabo la ceremonia del último adiós a la soberana. Un funeral de Estado que está llamado a ser el gran encuentro “royal” al que no faltarán los reyes de España, Letizia y Felipe, y los eméritos, Juan Carlos y Sofía.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida por Eugenia Garavani (@eugeniagaravani)
Pese a su distanciamiento, una norma de protocolo va a igualar a Kate Middleton y Meghan Markle por encima de sus desavenencias. Ambas coincidirán en un complemento de su vestimenta de luto.
Se trata del velo negro, que ya las hemos visto llevar durante estos días. Ambas incluyeron este detalle en su look el pasado miércoles, durante el cortejo fúnebre en el que se trasladaron los restos de la reina de Buckingham a Westminster.
Tanto Middleton como Markle optaron por un velo corto y no fue una decisión tomada a la ligera. De hecho, es una norma de tradición victoriana y peso emocional dentro de la familia real británica, pues hace referencia directa a la reina Victoria, que lo usó durante toda su vida después de perder a su marido, el príncipe Alberto.
Otro detalle que las ha unido y con el que han querido rendir homenaje a Isabel II son los pendientes de perlas, una joya de la que la soberana era una entusiasta.