El caso La Línea, relacionado con la supuesta existencia de una red de defraudación tributaria, llegó a su etapa final y este miércoles, 7 de diciembre, se dará la lectura de la sentencia por parte del Tribunal de Mayor Riesgo B.
El expresidente Otto Pérez Molina y la ex vicemandataria Roxana Baldetti dicen ser inocentes e hicieron su última petición a los jueces para ser absueltos. Mientras tanto, el Ministerio Público (MP) pidió que se dicten 30 años de prisión contra ambos.
En el programa A Primera Hora, de Emisoras Unidas, fue analizado el tema con expertos que se refirieron a qué se espera del caso.
Como invitados por la vía telefónica se contó con Carlos Bezares, abogado constitucionalista; y Jorge Luis Donado, exprocurador General de la Nación y ex fiscal del MP.
¿Un caso mediático?
“Realmente, pensar en una sentencia absolutoria, mediáticamente nadie concibe esta idea. Se podría pensar de igual forma que sería un duro golpe para el sistema de justicia”, dijo Donado al ser preguntado sobre qué significaría si se confirmara que los exgobernantes no incurrieron en irregularidades.
Agregó que en este caso la sentencia tendrá que reflejar, y espera que así sea, un proceso debidamente sustentado o totalmente fracasado.
“Un proceso sustentado implicaría un planteamiento estratégico del caso que, obviamente, va a generar una sentencia condenatoria porque el elemento probatorio va a estar concatenado y lógicamente estructurado con la probabilidad de que los jueces emitan una sentencia condenatoria”, expuso.
Pero, por el contrario, se denotaría un total fracaso del sistema si desde que inicia el caso, independientemente de las resoluciones que precedieron al juicio, se denota que fueron complacientes y con poco fundamento tanto fáctico como jurídico, manifestó.
Añadió que la sentencia habrá que analizarla en todo lo que se planteará y entonces se podrá decir si hubo un sistema de investigación por parte del MP, que tuvo la capacidad de presentar ante el juez las pruebas que dieran como resultado una sentencia condenatoria, o desde el principio fue un caso mediático.
Sentencia debe reflejar sustento del proceso
Por su parte, Carlos Bezares expuso que hay dos perspectivas de análisis, la primera es procesal, donde efectivamente la situación del caso La Línea ha estado en un vaivén de situaciones que han provocado el ambiente político guatemalteco. En este punto resaltó la salida de la CICIG del país y la destitución del exjefe de la FECI, Juan Francisco Sandoval.
Agregó que si se llegar a una sentencia absolutoria, la población lo mediría como un gran fracaso y la confirmación de la destrucción del poco sistema de justicia que se estaba construyendo.
“Y la gran esperanza en ese sistema, que se abrió en 2015, y que por fin empezaba a funcionar los pesos y contrapesos en la república de Guatemala”, añadió.
También, de acuerdo con el entrevistado, sería un tremendo fracaso en términos jurídicos porque desde que inició el caso ya se tenían indicios de su implicación en corrupción. Existen grabaciones y se confirmó con el testimonio de Juan Carlos Monzón y Salvador González, conocido como Eco, su vinculación, dijo.
“Las pruebas que se rindieron dentro del juicio sí crean la destrucción del principio de inocencia como para obtener una sentencia condenatoria para Pérez y Baldetti”, puntualizó.
