El MET Gala de este año dejó sin duda algunos de los mejores estilismos en mucho tiempo, uno de los más impactantes fue el de Kim Kardashian, quien dejó a todos con la boca abierta, pues además ella no la pasó bien para lograr su look.
La empresaria fue sin duda una de las que más destacó gracias al uso que hizo del mismo vestido que lució Marilyn Monroe para cantarle el ‘Happy Birthday Mr. President’ a John F. Kennedy en 1962.
La celebrity apareció en la alfombra roja acompañada de su novio, Pete Davidson, pero fue ella la que se llevó todo el protagonismo gracias a este icónico vestido.
Historia pura de la moda que hasta ese momento había sido expuesto en la franquicia de objetos raros ‘Ripley’s Believe It or Not!’. Una prenda para la que Kim sufrió, y mucho, y es que al principio no le quedaba.
El extremo de la empresaria
Enfundarse en este carismático vestido iba a convertirse en todo un desafío después de todo lo que hizo para que se lo prestaran. Este no podía modificarse, y Kim Kardashian tuvo que hacer una dieta express:
“Me lo probé y no me quedaba bien. Entonces dije: ‘Dame tres semanas’. Tuve que perder más de siete kilos para hoy”, confirmó ella misma ante las cámaras presentes en la alfombra roja.
Fue entonces cuando la empresaria estadounidense pasó a desvelar cómo había perdido tal cantidad de peso en tan poco tiempo: “Fue todo un desafío. Era como prepararse para un papel de una película. Estaba decidida a encajar en él. No he comido carbohidratos ni azúcar en unas tres semanas. Tendremos una fiesta de pizzas y donuts en el hotel después de la gala”, añadió.
Estos regímenes, en los que la alimentación se basa solo en determinados grupos de alimentos, son muy restrictivas, y además de poder provocar deficiencias nutricionales, pueden afectar a la salud.
Además de bajar los niveles de insulina, este plan puede provocar desde dolores de cabeza, mareos, náuseas, cansancio, mal aliento o calambres musculares.