El fútbol guatemalteco se ve nuevamente envuelto en polémica, esta vez en la Tercera División, específicamente en el enfrentamiento entre Juventud Esquipulteca y CSD Sanjuaneros durante los cuartos de final del torneo. El árbitro central del partido ha dejado constancia de un intento de soborno por parte de personas ligadas al equipo local.
En el acta arbitral, el árbitro relata una experiencia impactante al llegar al estadio. Fue recibido por José Manuel Torres Alvarado, delegado de cancha de Juventud Esquipulteca, quien portaba un arma y manifestó la necesidad imperativa de ganar el partido. La presencia de otros individuos con armas, tanto dentro como fuera del estadio, añadió un elemento de intimidación al encuentro.
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Tercera División tomó cartas en el asunto
Dentro de los camerinos, se informó que una persona vestida de civil, también armada, ingresó al espacio de los árbitros con un mensaje claro: el equipo local debía ganar a toda costa, con la promesa de un premio en juego. Ante esta situación, el árbitro expresó su rechazo a inclinar el resultado a favor de un equipo y recordó la importancia de arbitrar de manera imparcial.
El árbitro dejó claro que su presencia tenía como objetivo resguardar la integridad física y psicológica de los árbitros y jugadores, sin sucumbir a presiones externas. Advirtió que cualquier intento de manipulación del resultado sería reportado, comprometiéndose a mantener la transparencia en el juego.
Como resultado de este incidente, la Tercera División de Guatemala tomó medidas drásticas. Declaró la derrota del equipo de Juventud Esquipulteca y aplicó una multa de 60 mil quetzales. Además, se impuso una suspensión de por vida a José Manuel Torres Alvarado, el delegado que intentó sobornar al cuerpo arbitral. Estas decisiones buscan enviar un claro mensaje contra la corrupción y la manipulación en el fútbol guatemalteco.