En un momento crítico para el panorama político y social de Venezuela, el cineasta Diego Vicentini decidió plasmar su denuncia en su primera película, Simón. La cinta relata la historia de un joven estudiante que es detenido y torturado durante las protestas.
Luego se ve obligado a salir del país y solicitar asilo en Miami para salvarse de la persecución, lidiando con el sentimiento de culpa por dejar a sus compañeros atrás. El film tuvo una acogida destacada, siendo seleccionado por la Academia Venezolana de Cine para representar a Venezuela en los Premios Goya de 2024.
Tras un recorrido limitado por las salas de cine, ahora está disponible en la plataforma de streaming Netflix. En una entrevista, explicó que la decisión de hacer la película nació en gran parte de un sentimiento de culpa.
“Vivir desde lejos todo lo que ha pasado el país, por todo lo que ha pasado nuestra gente y, en particular, ver a mi generación salir a la calle y arriesgar sus vidas por esa libertad, por el cambio que queremos”, expresó Vicentini.
Aunque Vicentini emigró a Estados Unidos cuando tenía 15 años, el realizador nunca perdió contacto con la realidad venezolana. Los meses de intensas protestas en 2017 contra el régimen chavista, acompañados por una violenta represión, dejaron una marca profunda en su memoria.
Más datos de la película de Netflix…
“Me sentía culpable por no estar presente y contribuir a la lucha” afirma el protagonista del filme. Las históricas protestas de 2017 en Venezuela, según datos recogidos por el Foro Penal Venezolano, dejaron un saldo de 50 muertos, casi 3000 heridos y más de 1300 detenidos. La ONU, a través de su Misión de Determinación de los Hechos en Venezuela, ha documentado casos de detenciones arbitrarias y torturas.
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En su informe se asegura que existen motivos razonables para creer que “ciertos actos de tortura y malos tratos tuvieron por objeto castigar a los detenidos por sus actividades sindicales”.