Una nueva controversia ha sacudido el ambiente futbolístico y político en Brasil, luego de que se filtrara la información sobre un posible uniforme rojo que usaría la selección brasileña en el Mundial de 2026. La tradicional "Canarinha", conocida por sus icónicos colores verde y amarillo, estaría evaluando cambiar su equipación de reserva —habitualmente azul— por una completamente roja con detalles en negro. La noticia, divulgada inicialmente por el portal especializado Footy Headlines y confirmada por el grupo Globo, ha generado una intensa reacción tanto en redes sociales como en los medios de comunicación y en el Congreso.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), ante la creciente ola de especulaciones, emitió un comunicado negando que las imágenes del uniforme que circulan sean oficiales. La entidad aclaró que el diseño final aún no ha sido definido y que cualquier decisión al respecto será tomada en conjunto con su patrocinador Nike. Aun así, no logró calmar las aguas de una discusión que ha escalado más allá del deporte y que ahora toca fibras profundamente políticas en un país marcado por la polarización.
¿Brasil vistiendo de rojo?
El posible uso del color rojo ha encendido especialmente a sectores ligados al expresidente Jair Bolsonaro, quienes lo consideran una amenaza al simbolismo nacional. Para ellos, el rojo representa al Partido de los Trabajadores (PT), liderado por el actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, y se oponen tajantemente a que dicho color sea usado por la selección. El diputado bolsonarista Zé Trovão incluso presentó un proyecto de ley para obligar el uso exclusivo de los colores oficiales de la bandera —verde, amarillo, azul y blanco— en cualquier representación oficial del país.
Aunque la propuesta parece más simbólica que efectiva, los estatutos actuales de la CBF ya exigen que los uniformes respeten los colores de la bandera nacional, permitiendo otras tonalidades únicamente en casos conmemorativos. Un ejemplo reciente fue el uniforme negro utilizado en 2023 durante un amistoso contra Guinea en Barcelona, como protesta contra el racismo. Sin embargo, el rojo no está contemplado como una opción regular bajo la normativa vigente, lo que podría impedir su adopción sin una reforma estatutaria.
Desde la prensa también han llegado duras críticas. Galvão Bueno, uno de los periodistas deportivos más reconocidos de Brasil, calificó la posible inclusión del rojo como "un crimen" y una "ofensa descomunal" a la historia de la selección. Para él y para muchos aficionados, vestir a figuras como Vinícius Júnior o Neymar con un color que nunca ha sido símbolo del fútbol brasileño es una falta de respeto a la tradición. Con el Mundial de 2026 cada vez más cerca, la polémica promete seguir alimentando el debate entre la modernización de la imagen del equipo y el respeto por su legado histórico. ¿Será el rojo el nuevo azul de la Canarinha o quedará solo como un capítulo más en la historia de las camisetas que nunca fueron?