La NBA se ha visto envuelta en un nuevo escándalo tras la detención del jugador de los Miami Heat, Terry Rozier, y del entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, por su presunta implicación en una red de apuestas deportivas ilegales. La noticia, revelada este jueves por medios estadounidenses, ha conmocionado al mundo del baloncesto profesional y ha despertado serias preocupaciones sobre la integridad de la liga. Según las autoridades, además de Rozier y Billups, otras cuatro personas fueron arrestadas en el marco de la misma investigación.
El arresto de Rozier tuvo lugar en la mañana del jueves en un hotel de Orlando, pocas horas después de que los Miami Heat cayeran derrotados ante los Orlando Magic en su debut de temporada. El jugador ya estaba bajo sospecha desde 2023, cuando se detectaron apuestas irregulares antes del partido entre los Charlotte Hornets y los New Orleans Pelicans, equipo en el que militaba en ese momento. Las investigaciones apuntan a que Rozier podría haber estado implicado en una red que manipulaba información privilegiada para realizar apuestas deportivas con grandes beneficios económicos.
Escándalo en la NBA
En el caso de Chauncey Billups, actual entrenador de los Trail Blazers y exjugador de renombre en la NBA, su detención ha causado un profundo impacto en el entorno deportivo. Billups, quien fue campeón con los Detroit Pistons y es miembro del Salón de la Fama del Baloncesto, habría sido señalado por su posible participación en las mismas actividades ilegales. Las autoridades no han revelado los detalles específicos de su vinculación, pero confirmaron que las investigaciones continúan y podrían extenderse a otros miembros del cuerpo técnico y jugadores activos.
Este incidente ocurre apenas cuatro meses después del arresto de Gilbert Arenas, otro exjugador de la NBA acusado de organizar partidas de póquer ilegales en su residencia. La sucesión de casos ha encendido las alarmas dentro de la liga, que podría imponer sanciones ejemplares si se confirman las acusaciones. La NBA, reconocida por su estricta política de integridad, ha expresado su compromiso de cooperar plenamente con las autoridades y mantener la transparencia durante todo el proceso. El escándalo amenaza con dejar una profunda huella en la reputación del baloncesto profesional estadounidense.



