Más de seis meses después, el papa Francisco retomó finalmente sus audiencias al aire libre, suspendidas por los protocolos sanitarios ante la pandemia de coronavirus (Covid-19) que ya ha dejado más de 850 mil muertos en el mundo.
Cerca de 500 fieles católicos se congregaron en el patio de San Dámaso, lugar que habitualmente se usa para recibir a jefes de Estado, y no en la Plaza de San Pedro, donde tradicionalmente se llevan a cabo las audiencias.
Tras haberse tomado la temperatura, los participantes pudieron intercambiar palabras con el Papa, aunque con las mascarillas puestas y evitando el contacto físico.
“Después de todos estos meses, retomamos nuestro encuentro cara a cara y no pantalla a pantalla”, se regocijó Francisco, de 83 años, gran adepto al contacto estrecho con los fieles. “¡Es hermoso!”, agregó, con una sonrisa.
“La epidemia actual ha puesto en evidencia nuestra interdependencia, todos estamos ligados”, apuntó.
El pontífice también aprovechó para hacer un llamado a no “abandonar” al Líbano, golpeado el mes pasado por dos fuertes explosiones que dejaron decenas de muertos y miles de heridos en la capital, Beirut.
“Un mes después de la tragedia que castigó la ciudad de Beirut, pienso de nuevo en el querido Líbano, en su población particularmente puesta a prueba”, dijo, sujetando en la mano la bandera del país.
La audiencia fue transmitida en vivo a través de los canales oficiales de la Santa Sede.
Medidas de seguridad
La llegada de Francisco puso a prueba el estricto plan de seguridad contra el coronavirus, con la gente corriendo hacia las primeras filas de sillas y blandiendo teléfonos móviles para llamar la atención del Papa.
Algunos fieles incluso se pararon sobre sus asientos para saludar al pontífice.
Francisco, quien acudió a la cita sin mascarilla, resistió aún así la tentación de acercarse al público, despachando gestos de broma a la distancia.
Eso sí, al final de la audiencia se saltó las medidas sanitarias al bendecir, desde muy cerca, a tres parejas de recién casados, estrechar la mano a los obispos y abrazar a un sacerdote libanés.
*Con información de AFP