Llegó a México la primera iglesia para rendirle culto a Diego Armando Maradona.
En el municipio de San Andrés Cholula, Puebla se instaló el segundo sitio en el mundo para adorar al histórico futbolista argentino. En 1998 se creó una iglesia de este tipo en Rosario, Argentina.
La Iglesia Maradoniana mexicana se encuentra a unas calles del Santuario de la Virgen de los Remedios, un templo católico ubicado en la cima de la Gran Pirámide de Cholula y que inició su construcción en 1594.
Al ingresar al lugar se presencia una dimensión futbolística, donde el camino hacia el altar es de pasto sintético, acompañado de tapetes en forma de balón.
En cada uno de los lados se ubican las sillas para los feligreses, las cuales está decoradas con camisetas de diferentes equipos tanto mexicanos como argentinos y europeos, así como de selecciones nacionales de todo el mundo.
Además, dentro de los elementos decorativos, se exhibe una camiseta autografiada por el Pelusa, así como réplicas de trofeos, que recibió en vida.
Dedicado al futbolista
El empresario argentino Marcelo Salvador Buchet, radicado en San Andrés Cholula, fue el encargado de crear y abrir la Iglesia Maradoniana de México.
En la semana de apertura, su creador refirió a que más mexicanos que extranjeros han llegado a las instalaciones para tomarse la foto del recuerdo, al considerarlas un atractivo turístico.
Asimismo, el fundador comentó para ESPN que esta idea la traía en la cabeza desde hace muchos años.
“Este proyecto es de buena fe, porque no se va a vender nada, ni tampoco se cobrará y quien quiera comprar un recuerdo, pagará el precio justo, porque este espacio fue creado para recordar la vida de Maradona y lo que aportó. Además, tiene la intención de fomentar el turismo, porque durante el tiempo que permanezca el visitante puede disfrutar de un café o un mate, donde esta última es una bebida argentina, concretamente un té”, mencionó.
Por otro lado, precisó que dicha iglesia no está en contra de ninguna religión y aseguró que allí los fanáticos del fútbol pueden acudir con un sacerdote a realizar bodas, bautizos o primeras comuniones, puesto que es un espacio abierto como cualquier capilla en playa o salón de fiestas, donde no se le falta el respeto a nadie y pueden llevar a cabo sus eventos sociales.