El presidente estadounidense, Joe Biden, y su par ruso, Vladimir Putin, sostuvieron este jueves una anticipada conversación telefónica, en la que ambos buscaban hacer prevalecer la vía diplomática frente a la crisis generada por la amenaza de una invasión de Rusia a Ucrania.
La charla entre los dos dirigentes duró unos 50 minutos, según dijo la Casa Blanca, que además publicó una fotografía del mandatario, con el teléfono en la mano, en una habitación con paredes revestidas de madera.
Biden se encuentra en Wilmington, en Delaware, donde tiene una casa y pasa las fiestas de fin de año.
President Biden speaks on the phone with President Putin earlier today. pic.twitter.com/8CjCdIPl5k
— The White House (@WhiteHouse) December 30, 2021
Durante la conversación, el presidente estadounidense se proponía insistir en que sigue “profundamente preocupado” por la presencia de decenas de miles de militares rusos en la frontera con Ucrania y que está “preparado para responder” en caso de una ofensiva, según un alto cargo de la Casa Blanca.
Unas horas antes de la llamada, la segunda en menos de un mes, Putin dijo estar “convencido” de que era posible un diálogo “eficaz” y “basado en el respeto mutuo”, y recordó la cumbre entre ambos celebrada en junio, en Ginebra.
Rusia, a medida que se acercan las negociaciones ruso-estadounidenses del 10 de enero, repite una y otra vez que su prioridad es negociar dos tratados que redefinan el equilibrio y la arquitectura de seguridad en Europa. Para el Kremlin, la seguridad de Rusia pasa por prohibir que la OTAN se amplíe y por terminar con las actividades militares occidentales en lo que Moscú considera su zona de influencia.
Sin concesiones
En la entrevista telefónica de principios de diciembre, Biden amenazó a Putin con sanciones “como nunca había visto” si ataca a Ucrania.
Los países occidentales han descartado hasta ahora una respuesta militar a una eventual invasión rusa, y el Kremlin ha hecho poco caso a las amenazas de sanciones.
Rusia y su élite dirigente ya son objeto de numerosas represalias económicas de los países occidentales por la cuestión ucraniana y la represión en el país, pero ninguna de estas medidas ha hecho cambiar de actitud al Kremlin, más bien lo contrario.
Moscú niega estar amenazando a Ucrania, aunque en 2014 anexionó su península de Crimea, y afirma actuar en respuesta a la hostilidad de Occidente que respalda a Kiev, especialmente en su conflicto contra separatistas prorrusos en el este del país.
Estos últimos, aunque los dirigentes rusos lo nieguen, son sospechosos de estar a las órdenes del Kremlin.
Por lo pronto, la negociación del 10 de enero en Ginebra sobre Ucrania y la estabilidad estratégica se anuncia tensa.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha descartado de entrada cualquier “concesión” y EE. UU. ya había advertido que algunas peticiones rusas eran “inaceptables”.
*Con información de AFP