En el marco de una visita el miércoles a una antigua central eléctrica de carbón en Massachusetts, en proceso de reconversión para generar energía eólica, el presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo que el cambio climático es “un peligro claro e inmediato”, así como una “amenaza existencial para nuestra nación y el mundo”.
El calentamiento global “es literalmente, no en sentido figurado, un peligro claro e inmediato (…) La salud de nuestros ciudadanos y nuestras comunidades está literalmente en juego”, afirmó Biden. “Como el Congreso no está haciendo lo que debería (…) usaré mis prerrogativas ejecutivas”, agregó.
El presidente estadounidense, sin embargo, no ha declarado por el momento el “estado de emergencia climática” como piden algunos miembros de su partido, una maniobra cuyo impacto no está muy claro pero que podría otorgarle poderes políticos adicionales.
Tune in as I deliver remarks on executive actions to tackle the climate crisis and build the opportunity for a clean energy future that will create jobs and lower costs for families. https://t.co/jWblrkfTEh
— President Biden (@POTUS) July 20, 2022
“A su propio ritmo”
El presidente tiene la intención de avanzar “a su propio ritmo. Tiene una serie de prerrogativas que puede usar”, explicó el miércoles en la CNN su principal asesora para temas climáticos, Gina McCarthy. Entre los decretos preparados por el gobierno de Biden figuran más fondos para ayudar a proteger las regiones que se enfrentan a calor extremo y medidas para impulsar la producción de energía eólica en EE. UU.
El martes, John Kirby, quien coordina la comunicación de Biden sobre temas estratégicos, insistió en que el cambio climático era un asunto de “seguridad nacional” que “afecta a nuestras infraestructuras”. El gobierno estadounidense insiste en mantener sus promesas en materia climática, incluida la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Biden, que volvió al Acuerdo de París sobre el clima abandonado por su predecesor, Donald Trump, anunció en abril de 2021 que EE. UU. reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50-52 % para 2030, en comparación con 2005.
Pero el presidente estadounidense (al igual que le ha sucedido con el derecho al aborto, la regulación de las armas de fuego y tantos otros proyectos reformistas) se ve frenado por los límites de su poder en materia ambiental, puesto que carece de una mayoría cómoda en el Congreso y el poder judicial está en contra.
Su agenda climática recibió un golpe cuando el senador demócrata Joe Manchin, cuyo voto es crucial, dijo que no apoyaría una ley que tuviera como objetivo llevar a la economía estadounidense hacia fuentes de energía limpia. Un rechazo que la aboca al fracaso. Y Biden se enfrenta también a una Corte Suprema muy conservadora y profundamente hostil a cualquier regulación centralizada, lo cual limita mucho los poderes del estado federal en la lucha contra el calentamiento global.
*Con información de AFP