Este lunes, Rafael Louzán fue elegido como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para el ciclo 2024-2028, tras una votación de la Asamblea General en la que obtuvo 90 votos frente a los 43 de Salvador Gomar. La elección, realizada en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, marcó el fin de un proceso electoral complejo y prolongado que buscaba restablecer la estabilidad en el organismo tras los turbulentos meses posteriores a la dimisión de Luis Rubiales.
El dirigente gallego, nacido en Ribadumia (Pontevedra) en 1967, cuenta con una amplia trayectoria en el ámbito político y deportivo. Presidente de la Federación Gallega de Fútbol desde 2014, Louzán también ocupó cargos relevantes como presidente del Partido Popular en Pontevedra y de la Diputación de esta provincia. Su candidatura llegó respaldada por 51 avales, reflejando el consenso de la mayoría de las federaciones territoriales y consolidándose como favorito desde el inicio del proceso.
🔴 Rafael Louzán, 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗹𝗮 @RFEF para los próximos cuatro años.
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— RFEF (@rfef) December 16, 2024
Rafael Louzán, un personaje que no está exento de la polémica
Sin embargo, su nombramiento no está exento de polémica. Louzán arrastra una condena por fraude a la administración y prevaricación, impuesta en 2021 por un juzgado de Pontevedra y posteriormente absuelta en 2022 por la Audiencia Provincial. Este antecedente, relacionado con la concesión de una subvención para obras en un campo de fútbol en 2013, ha generado inquietudes sobre su capacidad para liderar una institución en busca de transparencia y credibilidad. Louzán confía en que el Tribunal Supremo resuelva favorablemente su recurso de anulación el próximo año.
La elección se produce tras una serie de procesos fallidos y controversias que comenzaron con la dimisión de Rubiales en 2023, forzado por su comportamiento tras la final del Mundial femenino. Desde entonces, la RFEF ha atravesado un periodo de inestabilidad, con presidentes interinos y procedimientos anulados por decisiones del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). La llegada de Louzán busca cerrar este capítulo y proyectar una nueva etapa para la federación.
A pesar de los desafíos, Louzán promete priorizar la modernización y profesionalización de la RFEF, apostando por el desarrollo de categorías base, el fútbol femenino y la inclusión. Su objetivo inmediato será restablecer la confianza de la FIFA y la UEFA, organismos que han exigido la normalización institucional de la federación española tras los últimos escándalos.
Con su elección, Rafael Louzán inicia un mandato lleno de expectativas y retos. Su experiencia y respaldos serán clave para enfrentar las demandas de un entorno deportivo competitivo, pero el peso de su pasado y las críticas a su figura pondrán a prueba su capacidad para liderar una federación que busca dejar atrás la incertidumbre.
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