En un movimiento que promete elevar la emoción hasta el último segundo, el legendario Ronaldinho Gaúcho será el encargado de entregar el codiciado Balón de Oro durante la gala de este lunes. Según fuentes cercanas a la organización, esta decisión no es casual: el ex astro brasileño, con su carisma inigualable y su historia entrelazada con el fútbol europeo, busca mantener el velo de misterio sobre el ganador. En un año donde la competencia se centra en talentos franceses y españoles, la presencia de Ronaldinho, quien brilló tanto en el Paris Saint-Germain como en el FC Barcelona, añade un toque de nostalgia y suspense que podría inclinar la balanza emocional de la ceremonia. Este gesto estratégico resalta cómo el fútbol no solo premia logros, sino que también celebra sus leyendas vivas para conectar generaciones.
La tradición de seleccionar figuras emblemáticas para entregar el trofeo ha sido una constante en las galas recientes, y Ronaldinho encaja perfectamente en ese patrón. Repasando las últimas ediciones, en 2024 fue George Weah quien lo hizo para Rodri, mientras que en 2023 David Beckham, en su rol como presidente del Inter de Miami, lo entregó a Lionel Messi. Zidane, exentrenador de Karim Benzema, tomó el honor en 2022; Didier Drogba en 2021 para otro triunfo de Messi; y Luka Modric, ganador de 2018, lo hizo en 2019 para el argentino.
Ronaldinho, ícono del PSG y FC Barcelona
En años anteriores, como 2015, Kaká entregó el premio a Messi, aunque ediciones como 2020 (cancelada por la pandemia) y 2017-2018 carecieron de un presentador destacado. Esta lista ilustra cómo la elección suele honrar vínculos personales o históricos, y Ronaldinho, con su legado de magia en el campo, promete un momento inolvidable.
Para apreciar la relevancia de Ronaldinho en este contexto, basta recordar su temporada estelar de 2004-2005 con el Barcelona, la que le valió el Balón de Oro en diciembre de ese año. El brasileño disputó 40 partidos oficiales, anotando 26 goles y repartiendo 21 asistencias, cifras que lo convirtieron en el motor indiscutible del equipo. Su contribución fue clave para conquistar La Liga tras seis años de sequía, demostrando una media de casi un gol o asistencia por encuentro. Aquel año, su estilo juguetón y efectivo no solo revolucionó el Camp Nou, sino que le granjeó el FIFA World Player of the Year por segundo año consecutivo, consolidándolo como uno de los mejores de su era y un referente eterno del deporte.
Los reflectores, sin embargo, también apuntan a los favoritos de esta edición: Ousmane Dembélé y Lamine Yamal, dos joyas que evocan ecos del propio Ronaldinho en su juventud. Dembélé ha deslumbrado con 35 goles y 16 asistencias en 53 apariciones, promediando una participación directa por partido, y elevando trofeos como la Champions League, Ligue 1, Supercopa de Francia, Copa de Francia y Supercopa de Europa. Yamal, por su parte, no se queda atrás con 18 tantos y 25 pases gol en 55 juegos, superando a su rival al coronarse en la Nations League, LaLiga, Copa del Rey y Supercopa de España. Con Ronaldinho en el escenario, la entrega podría ser el clímax de una narrativa que une pasado y futuro, dejando a los aficionados en vilo hasta que el balón de oro revele su destino.

