La FIFA celebrará este jueves una reunión clave en Zúrich, donde su Consejo, compuesto por 37 miembros, abordará de manera indirecta un tema que se ha convertido en un asunto de gran presión internacional: la situación de Israel dentro del fútbol mundial. Aunque el punto no figura en el orden del día de manera explícita, la reciente petición de la Federación Palestina de Fútbol (PFA) y el llamado de Amnistía Internacional (AI) ponen sobre la mesa la exigencia de que el organismo actúe frente a lo que describen como "genocidio y ocupación continua" en los territorios palestinos. A esta presión se suma la intervención de expertos de Naciones Unidas, quienes han solicitado la suspensión de Israel de las competiciones internacionales.
La Federación Palestina insiste en que el fútbol no puede mantenerse neutral ante lo que considera graves violaciones de derechos humanos. En una carta enviada el 24 de septiembre al Consejo de la FIFA, su presidente, Jibril Rajoub, señaló que los compromisos constitucionales de la entidad y su política de derechos humanos obligan a tomar medidas. Según Rajoub, la Asociación de Fútbol de Israel y sus clubes son cómplices de las violaciones en curso, por lo que no deberían quedar exentos de responsabilidad. Esta postura encuentra eco en Turquía y en sectores de la sociedad civil, donde se han multiplicado las expresiones de apoyo a Palestina, como se evidenció recientemente en un partido del Galatasaray en la Liga de Campeones, donde la afición desplegó pancartas de protesta.
La FIFA tiene la última palabra
El debate sobre Israel y Palestina en el seno de la FIFA no es nuevo. Desde hace más de una década, el tema se discute en distintas comisiones y congresos. Ya en 2013, Palestina denunció la presencia de clubes israelíes en asentamientos del territorio palestino, lo que llevó en 2015 a la creación de un comité de seguimiento durante la presidencia de Joseph Blatter. Sin embargo, pese a recomendaciones y solicitudes de exclusión, el problema ha persistido. En 2024, durante el Congreso de Bangkok, Palestina volvió a reclamar la aplicación estricta de los Estatutos de la FIFA y la expulsión de clubes asentados en territorios ocupados.
El Consejo de la FIFA, en octubre del año pasado, encargó a su Comisión Disciplinaria y a la Comisión de Gobernanza investigaciones sobre estas denuncias. No obstante, hasta la fecha, no se ha tomado una decisión definitiva, lo que ha generado frustración en la PFA. En el Congreso más reciente, celebrado en Paraguay en mayo, Palestina denunció que la demora en el pronunciamiento equivale a una forma de apoyo tácito a los asentamientos ilegales y a la destrucción de campos deportivos en su territorio. La FIFA, por su parte, respondió que los comités independientes siguen trabajando en un "tema complejo".
Un punto de comparación inevitable es la diferencia en el trato respecto a la invasión de Rusia a Ucrania en 2022. En aquel caso, la FIFA y la UEFA suspendieron de inmediato a clubes y selecciones rusas, alineándose con las recomendaciones del Comité Olímpico Internacional (COI). En cambio, en el caso de Israel, el COI ha manifestado recientemente que el país respeta la Carta Olímpica, por lo que no ha pedido medidas restrictivas. Esta disparidad alimenta la percepción de doble rasero en la aplicación de sanciones deportivas.
La reunión de este jueves será observada con atención por la comunidad internacional, ya que se espera que el Consejo de la FIFA defina si avanza hacia una sanción o si mantiene la línea de espera a los informes de sus comisiones internas. Más allá de la decisión, el tema pone en evidencia la creciente intersección entre el deporte y la política internacional, y plantea a la FIFA el reto de demostrar coherencia en la defensa de los derechos humanos en todos los conflictos, sin excepciones.

