Luka Modric es sinónimo de fútbol, talento y longevidad en la élite. Campeón de Europa en múltiples ocasiones, Balón de Oro y referente tanto en el Real Madrid como en la selección croata, su carrera parece escrita para el balón. Sin embargo, el propio Modric ha revelado que su destino pudo ser muy distinto. De no haberse convertido en futbolista profesional, su vida habría estado ligada a la hostelería, una profesión que marcó sus primeros años de formación.
En una entrevista concedida al Corriere della Sera, el centrocampista croata repasó no solo su trayectoria deportiva, sino también aspectos íntimos de su vida. Entre ellos, confesó que "de no haber sido futbolista le hubiera gustado ser camarero", una afirmación que sorprendió a muchos, pero que encaja perfectamente con su perfil humano y su historia personal. Modric estudió en la escuela de hostelería de Borik, donde se formó antes de que el fútbol terminara de abrirle las puertas del profesionalismo.
Modric hace un repaso de su carrera como futbolista
Lejos de ser una anécdota menor, esa etapa explica muchos rasgos de su personalidad. La hostelería exige sacrificio, constancia y humildad, valores que Modric ha trasladado al césped durante toda su carrera. Él mismo se define como "una persona humilde y normal, con una vida normal", una frase que resume su manera de estar en el mundo, incluso después de haberlo ganado prácticamente todo.
En la entrevista, el croata también recordó momentos clave de su carrera y de los entrenadores que lo marcaron. Sobre José Mourinho, afirmó que era "el entrenador más duro" y relató una escena reveladora: "Lo vi hacer llorar a Cristiano Ronaldo en el vestuario, un hombre que lo da todo en el campo, porque por una vez no persiguió al lateral rival". Para Modric, esa exigencia tenía un sentido claro, ya que "Mourinho es muy directo con los jugadores, pero es honesto".
Esa honestidad y frontalidad son valores que Modric aprecia profundamente, y que no solo encontró en Mourinho, sino también en otros técnicos como Massimiliano Allegri, de quien dijo: "Te dice a la cara lo que está bien y lo que está mal. La honestidad es fundamental".
Modrićc no olvida sus orígenes ni las dificultades que marcaron su infancia, incluida la guerra que le arrebató a su abuelo. Ese pasado explica su resiliencia y su manera de entender el éxito. Su secreto, según él mismo reconoce, es simple pero poderoso: "la pasión".
Hoy, mientras continúa escribiendo capítulos importantes de su carrera en el fútbol italiano, Modric mira atrás sin arrogancia. Si el balón no hubiera sido su camino, habría servido cafés en lugar de pases, platos en lugar de asistencias. Pero en cualquiera de los dos mundos, queda claro que Luka Modric habría destacado por lo mismo: compromiso, esfuerzo y una profunda vocación de servicio.

