Dormir bien y hacer ejercicio son dos pilares fundamentales para la salud en todo momento. Pero una pregunta sigue generando debate entre especialistas y personas que buscan sentirse con más energía cada día.
¿Qué debe priorizarse para alcanzar un verdadero bienestar físico y mental? La ciencia reciente ofrece una respuesta clara y sorprendente. Un estudio de gran escala analizó los hábitos diarios de decenas de miles de adultos, evaluando tanto sus patrones de sueño como su nivel de actividad física.
@jcfitn3ss Dormir poco por ir a entrenar es un error. Hacerlo a veces puede que no represente un problema pero si lo haces de forma recurrente puedes lesionarte más fácil, tendrás problemas de recuperación, tu cuerpo va a estar más frágil, tu capacidad de esfuerzo será baja, tu rendimiento se verá afectado e indiscutiblemente vas a cansarte. No dejes que eso pase.
♬ original sound - jcfitn3ss
Los resultados muestran que el descanso nocturno tiene un impacto más directo en la energía diaria que la cantidad de ejercicio realizada. En otras palabras, dormir bien influye más en cómo nos sentimos al día siguiente que cumplir una rutina intensa de actividad física.
La investigación reveló que solo una minoría de personas logra combinar de forma constante las horas de sueño recomendadas con un nivel adecuado de actividad diaria. Aun así, quienes duermen entre siete y nueve horas, o incluso entre seis y siete horas con buena calidad de descanso, presentan mayores niveles de energía, mejor estado de ánimo y más disposición para moverse durante el día.
¿Dormir o hacer ejercicio?
Uno de los hallazgos más importantes es que la calidad del sueño resulta clave para las personas. No se trata únicamente de dormir más tiempo, sino de descansar de forma continua y reparadora.
Las personas que concilian el sueño con facilidad y se despiertan menos durante la noche tienden a ser más activas y productivas al día siguiente. En contraste, el estudio encontró que aumentar la cantidad de pasos diarios o el ejercicio realizado tiene un efecto limitado sobre el sueño de esa misma noche.
Aunque la actividad física aporta beneficios indiscutibles para la salud cardiovascular, muscular y mental, no siempre logra compensar un descanso insuficiente. Esto rompe con la idea de que hacer más ejercicio garantiza dormir mejor de inmediato.



