La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) eligió este domingo a Samir Xaud como nuevo presidente, marcando el inicio de una nueva etapa tras la crisis desatada por denuncias de fraude contra el exmandatario Ednaldo Rodrigues, quien fue destituido por orden judicial. Xaud, único candidato en estas elecciones, ejercerá su mandato hasta 2029 en un contexto marcado por divisiones internas. Si bien recibió el respaldo de 25 de las 27 federaciones estatales, apenas diez de los 40 clubes de las dos principales divisiones del país apoyaron su elección, evidenciando una fractura considerable dentro del fútbol brasileño.
La ausencia de 21 clubes, entre ellos históricos como Corinthians, Cruzeiro y Santos, que se manifestaron en desacuerdo con el proceso electoral, dejó claro que Xaud no goza de la legitimidad unánime que tuvo su predecesor. Esta elección se produce en la antesala de la llegada del técnico Carlo Ancelotti a la selección brasileña, y Xaud ha asegurado que el italiano contará con total autonomía en su trabajo. La promesa de no interferir en las decisiones del nuevo seleccionador se percibe como un intento de calmar los ánimos en un momento clave para el futuro deportivo del país.
Nueva era en la Confederación Brasileña de Futbol
Samir Xaud, de 41 años, es médico de profesión y proviene de una familia con raíces en la dirigencia deportiva, aunque no precisamente en el fútbol. Su padre, Zeca Xaud, ha presidido durante décadas la Federación de Roraima, estado amazónico donde Samir ha ejercido como gestor desde hace dos años. Aunque su vinculación con el fútbol ha sido limitada, ha tenido experiencia como empresario médico para clubes regionales y como directivo en el sector salud público, donde actualmente enfrenta una causa judicial por supuestas malas prácticas administrativas.
Entre sus principales propuestas al frente de la CBF destacan la inversión en las divisiones inferiores del fútbol brasileño, la modernización del arbitraje mediante capacitación y uso de tecnología, y la organización de la Copa Mundial Femenina de 2027, que tendrá a Brasil como país anfitrión. A pesar del respaldo institucional que ha logrado, Xaud deberá enfrentar el reto de reconstruir la confianza con los clubes, superar las divisiones internas y guiar al fútbol brasileño hacia una etapa de estabilidad y progreso.

