La Federación de Fútbol de Malasia (FAM) atraviesa uno de los episodios más delicados de su historia tras la sanción impuesta por la Comisión Disciplinaria de la FIFA. El organismo rector del fútbol mundial anunció este viernes la suspensión, por un período de doce meses, de todas las actividades relacionadas con el fútbol para siete jugadores nacionalizados por Malasia, entre ellos el defensa Facundo Garcés, actualmente en las filas del Alavés. La decisión se debe a infracciones vinculadas a la falsificación documental en el marco de las eliminatorias de la Copa Asiática 2027.
Además de la suspensión, la FIFA impuso una multa de 350.000 francos suizos (alrededor de 375.000 euros) a la FAM, al considerar que el ente presentó consultas de elegibilidad utilizando documentación falsificada para inscribir a los jugadores. Entre los sancionados, además de Garcés, figuran Gabriel Palmero, Rodrigo Holgado, Imanol Machuca, João Figueiredo, Jon Irazábal y Héctor Hevel, quienes participaron el pasado 10 de junio en el duelo clasificatorio contra Vietnam, encuentro que encendió las alarmas sobre la legalidad de sus nacionalizaciones.
FIFA impone una ejemplar sanción
Cada uno de los futbolistas deberá pagar, de manera adicional, una sanción económica de 2.000 francos suizos (unos 2.140 euros), sumada a la suspensión de un año. La decisión deja a la selección malasia en una situación comprometida, ya que gran parte de su proyecto deportivo para la Copa Asiática se había sustentado en la incorporación de estos jugadores. La polémica también ha generado cuestionamientos sobre la transparencia de los procesos internos de la federación y la responsabilidad de sus dirigentes.
Por ahora, la FIFA ha trasladado el caso al Tribunal de Fútbol para que evalúe la elegibilidad real de los jugadores de representar a Malasia. Tanto la FAM como los futbolistas sancionados han recibido la notificación y cuentan con un plazo de diez días para solicitar una resolución motivada, que podría derivar en una apelación. Sin embargo, la credibilidad de la federación ha quedado seriamente dañada, y el futuro inmediato de la selección malasia enfrenta una crisis que podría impactar no solo en su desempeño deportivo, sino también en la confianza internacional hacia su gestión.
