Portugal escribió una página histórica en el fútbol juvenil al proclamarse campeón del mundo sub-17 por primera vez, tras imponerse por 1-0 a Austria en una final marcada por la intensidad y el alto nivel competitivo. El héroe de la noche fue Anisio Cabral, joven talento del Benfica, cuyo tanto permitió a la selección lusa levantar un título que se les había resistido. El equipo dirigido por su cuerpo técnico mostró desde el inicio una actitud ambiciosa y un plan de juego claro, fiel al estilo portugués de posesión, movilidad y presión constante.
Desde los primeros compases, Portugal llevó la iniciativa. Cunha, muy activo, probó suerte con un disparo lejano, aunque el balón se marchó desviado. Austria no tardó en responder con una ocasión muy clara de Deshihsku, que obligó al guardameta Romario Cunha a intervenir con una parada decisiva. Con el paso de los minutos, los lusos fueron imponiéndose en el mediocampo y, tras superar la media hora de juego, llegó el gol decisivo: Cabral aprovechó un pase al espacio de Duarte Cunha para definir con sangre fría. La jugada, revisada por el VAR, terminó validando el tanto que envió a Portugal al descanso con ventaja mínima.
Portugal logró su primer título sub-17
Austria salió en el segundo tiempo decidida a cambiar el rumbo del encuentro. Deshihsku volvió a estar cerca del empate, pero una vez más se topó con un seguro Romario Cunha bajo los tres palos. Markovic también probó desde media distancia, obligando al portero portugués a mantenerse alerta. Los ajustes en ambos equipos renovaron el ritmo del partido, y Portugal estuvo a punto de sentenciar con una volea de José Neto que pasó rozando el poste, encendiendo la emoción en las gradas.
En los minutos finales, Austria se volcó al ataque en busca del empate y estuvo a punto de lograrlo con un disparo de Daniel Frauscher que se estrelló en el palo, dejando sin aliento a los aficionados portugueses. Tras resistir la presión, Portugal celebró un triunfo histórico que refleja el excelente trabajo de sus categorías inferiores y el talento de una generación llamada a dejar huella. El título sub-17 consolida a Portugal como una potencia en el fútbol formativo y abre la puerta a un futuro prometedor para sus jóvenes estrellas.
