Novak Djokovic volvió a levantar un trofeo en el circuito ATP tras un año y medio de sequía y lo hizo en grande: conquistó el ATP 250 de Ginebra y alcanzó el centenar de títulos como profesional. A sus 38 años recién cumplidos, el serbio ingresó al exclusivo "club de los cien", del que solo formaban parte Jimmy Connors y Roger Federer. Esta histórica conquista llega en un momento crucial para Djokovic, quien llegaba al torneo con dudas, sin victorias en tierra batida durante el año, pero con la ambición intacta de seguir compitiendo al más alto nivel.
El serbio superó en la final al polaco Hubert Hurkacz, a quien ya había vencido en siete ocasiones previas, para firmar su título número 100 en la que fue su final número 143 en el circuito profesional. Con este logro, Djokovic demuestra que, pese a las adversidades y los cuestionamientos sobre su rendimiento reciente, aún tiene el nivel y el hambre para seguir ampliando su legado. Este trofeo también sirve como una inyección de confianza antes de afrontar Roland Garros, donde buscará su vigésimo quinto Grand Slam, algo nunca antes visto en la historia del tenis masculino.
Djokovic, leyenda
La temporada 2025 no ha sido sencilla para el serbio, quien no consiguió ningún triunfo en torneos previos como Doha, Indian Wells, Montecarlo o Madrid. Sin embargo, en Ginebra encontró el ritmo y las sensaciones que le habían sido esquivas, superando a rivales como Marton Fucsovics, Matteo Arnaldi y Cameron Norrie. Este regreso al podio también marca un nuevo comienzo para Djokovic, que ha renovado su equipo técnico y se muestra mentalmente dispuesto a enfrentar el nuevo ciclo de su carrera, sabiendo que ya no es el favorito indiscutido y que la nueva generación, encabezada por Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, ha tomado protagonismo.
Con 100 títulos, 24 Grand Slams, un oro olímpico y el récord de semanas como número uno del mundo, Novak Djokovic se consolida como uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos. Aunque la incertidumbre sobre su retiro es cada vez mayor, su presente competitivo sigue regalando capítulos memorables. París será su siguiente estación, una en la que ya no carga con la obligación de ganar, pero sí con la motivación de seguir escribiendo historia. Porque Djokovic, más allá de los trofeos, continúa siendo sinónimo de resiliencia, grandeza y pasión por el tenis.
