Agentes de destacados en el albergue del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de San Ysidro, California, le negaron atención médica a un migrante guatemalteco que llegó quejándose de fuertes dolores de cabeza.
Según relató Rolando, quien no quiso dar más información sobre su identidad por temor, los dolores y molestias eran provocados porque sobrevivió a una balacera en Guatemala en la cual resultó herido en la cabeza.
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Al llegar a las instalaciones de ICE a principios del 2019, los agentes le recluyeron durante dos meses en una celda aislada y se limitaron a darle pastillas de ibuprofeno para aliviar su dolor.
Dadas las constantes molestias que sufría, por fin fue llevado a la emergencia de un hospital en donde uno de los médicos que lo atendió lo consideró como “un paciente serio con un riesgo complejo significativo”.
Según los diagnósticos preliminares, la herida que recibió en 2016 podría haberle provocado hemorragia cerebral que sería considerada de gravedad.
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Termina la custodia
Las autoridades de ICE dejaron en libertad a Rolando, pero debe llevar en todo momento un brazalete en el tobillo para que no salga de San Diego mientras soluciona su situación migratoria.
El guatemalteco guarda la esperanza de que el gobierno estadounidense le conceda asilo en el país ya que, según él, salió de Guatemala huyendo de la violencia.
Su historia tiene que ver con el asesinato de su padre, quien asegura, fue un militar que abandonó la milicia para dedicarse al activismo de defensa de los derechos indígenas.
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Según Rolando, tuvo que salir del país ya que los asesinos de su padre empezaron a perseguirlo. Cuando optó por hacer la denuncia, asegura que la policía lo retuvo por la fuerza y lo torturó.
Durante un partido de futbol en 2016, Rolando recibió un balazo en la cabeza y sus agresores dejaron una nota de amenaza de muerte.
Rolando teme que si regresa a Guatemala de nuevo será objeto de persecución.