El Mundial de Clubes 2025 en Estados Unidos cuenta con 32 equipos que, en su mayoría, lograron la clasificación gracias a sus méritos deportivos obtenidos en los últimos tres años. Sin embargo, una situación inusual relacionada con el Club León de México encendió las alarmas entre varios clubes que vieron una posible puerta de entrada al torneo más ambicioso de la FIFA. Entre los interesados apareció el FC Barcelona, que según informó el Diario Marca, preguntó por la posibilidad de ocupar la vacante del conjunto mexicano, cuya participación fue puesta en duda por circunstancias administrativas.
En medio de este contexto, directivos de diversos equipos aprovecharon la confusión para contactar a la FIFA con el fin de postularse como reemplazos. La jugosa recompensa económica del torneo, que incluso supera los ingresos de la UEFA Champions League en términos de reparto monetario, fue un incentivo poderoso. El Barcelona, pese a su prestigio histórico, ha quedado fuera del certamen debido a sus resultados deportivos insuficientes en el período clasificatorio. Aun así, intentó moverse con discreción para encontrar una vía de acceso que le permitiera estar presente en una vitrina internacional sin precedentes.
Barcelona no logró su boleto en la cancha
La realidad, sin embargo, fue otra. El Atlético de Madrid sí cumplió con los requisitos y no dejó escapar la oportunidad de asegurarse un lugar entre la élite del fútbol mundial. La participación en el Mundial de Clubes podría representar ingresos de hasta 115 millones de euros para los rojiblancos, una cifra que equivale aproximadamente a una cuarta parte de su presupuesto anual. El Barcelona, que atraviesa por serios problemas financieros, observó cómo se le escapaba una oportunidad de oro tanto en lo deportivo como en lo económico.
Mientras clubes como Real Madrid y Manchester City se fortalecen gracias al respaldo financiero que recibirán en el torneo, el Barcelona deberá conformarse con una gira de verano por Japón, que aunque prometedora en ingresos comerciales, está lejos de competir con los 135 millones de euros que puede embolsarse el campeón del certamen. La exclusión del Barça del Mundial de Clubes pone de manifiesto los efectos de una mala planificación deportiva y administrativa, y deja claro que en el fútbol moderno, el mérito y la eficiencia marcan la diferencia entre estar en la cima o mirar desde la distancia.
